Termina, a tambor batiente y envuelto en polémicas, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el presidente con mayor poder de la historia reciente de México. Comenzó a mandar antes de tomar el poder y todo parece indicar que lo seguirá haciendo al menos por un rato más. Fue un sexenio de pasiones. A López Obrador lo odian (los menos) o lo aman (los más). Dentro de lo posible hay que salirse de esa polarización y tratar de entender las lecciones que nos dejan estos seis años de ejercicio de poder.Lección 1. Las élites son por definición excluyentes. Si algo hay que revisar críticamente de la transición democrática mexicana es el papel de las élites. Un grupo muy pequeño de mexicanos se abrogó el derecho de discutir, decidir y administrar el destino del país sin ver ni escuchar a una mayoría excluida económica y políticamente. El ejemplo más claro de esto es la pauperización del salario a lo largo de tres décadas, desde los famosos Pactos, y la recuperación en solo seis años. Por supuesto que se podía aumentar el salario, pero las élites económicas y políticas simplemente no querían hacerlo. Todo era para ellos.Lección 2. La corrupción debilita las instituciones. La nueva institucionalidad de la democracia, esos organismos autónomos que nos dimos para gestionar el poder de una forma distinta y equilibrar el presidencialismo, fracasaron por dos motivos: la captura que hicieron de ellas las élites y la corrupción. Hoy lamentamos la caída del Poder Judicial con autonomía y estamos a punto de ver derrumbarse ante nuestros ojos al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información, a la Comisión Federal de Competencia Económica, a la Comisión Reguladora de Energía, etcétera. Cuando voces críticas señalaron la corrupción y la captura de estas instituciones, los partidos y las élites, henchidas de poder, desoyeron toda crítica. Las nuevas instituciones nunca tuvieron una legitimidad y sobre todo una base social que las defendiera.Lección 3. El autoritarismo y el abuso de poder no tienen color. Si algo aprendimos en estos seis años es que da igual que un gobierno y un partido se digan de izquierda o de derecha, cuando tienen poder actuarán con las lógicas del poder y cuando tienen todo el poder, lo harán de manera déspota y brutal. La lógica del poder es reproducir el poder, así tenga que contradecirse a sí mismo. El único poder confiable es el poder acotado.Lección 4. Para ser oposición no hay que gritar, hay que pensar. Durante todo el sexenio la oposición a López Obrador fracasó una y otra vez. Fue, la del PAN, PRI y lo que quedaba del PRD, una oposición estridente, y muy ineficiente. No fueron capaces de plantear un proyecto alternativo de nación, ni siquiera de hacer una mínima autocrítica a su pasado reciente. Gritaron mucho y pensaron poco. El resultado ahí está. diego.petersen@informador.com.mx