La noticia de que un juez federal le dio la razón al ejido de La Venta para desincorporar 850 hectáreas del área nacional protegida vuelve a poner sobre la mesa la pregunta incómoda: ¿quién se hace cargo del bosque de La Primavera, el pulmón y punto de recarga de mantos freáticos de Guadalajara y el bosque urbano más grande del país?Vienen en fila al menos otras dos resoluciones para otro par de ejidos (Huaxtla y Lázaro Cárdenas) que presumiblemente serán en el mismo sentido porque el alegato es igual: no se escuchó a los ejidatarios cuando se hizo el decreto de protección en 1980. ¿Qué sigue?Los tapatíos tenemos una extraña relación con el Bosque. Y digo extraña, porque así es. Al mismo tiempo que le llamamos “nuestro” bosque y levantamos la voz cada vez que sucede un incendio, una invasión o una resolución como la de hace unos días, no hemos sido capaces de encontrar una solución de fondo. Una expropiación, que ha sido la propuesta más socorrida por los políticos, sobre todo los que saben que no van a ganar, es poco viable por la cantidad de recursos que ello implica. El bosque tiene propietarios y necesitamos encontrar la forma de transferirles recursos. Bien sea haciendo un pago por servicios ambientales o generando un esquema de compra a largo plazo a través de subastas inversas (quién me da más hectáreas por millón de pesos).Cualquiera de las dos propuestas requiere de la creación de un fondo con dinero que tenemos que poner los tapatíos.El urbanista Gabriel Casillas propuso hacer una transferencia de usos de suelo de terrenos en la ciudad hacia los propietarios de predios en el bosque. En algún momento de su periodo como gobernador, Emilio González Márquez propuso cobrar un peso más por metro cúbico de agua consumido para crear un fondo para La Primavera. Hoy tenemos un fondo verde ya generado por el programa de verificación vehicular. Como sea, lo cierto es que como sociedad tenemos que encontrar la manera de transferir fondos al bosque. No van a salir de la nada, tienen que ser recursos que de una u otra manera salgan de la sociedad.La Primavera necesita mucho más que bonitos discursos políticos y voluntarismo social. Necesitamos discutir y encontrar soluciones con la claridad de que todas cuestan y no hay ninguna que sea mágica ni única.diego.petersen@informador.com.mx