Sin pena ni gloria, con más desánimo que emoción, esta semana Luz del Carmen Godínez tomó posesión de la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ). No tiene experiencia, no cumple con los requisitos de ley para el cargo y sin embargo a los diputados no les importó. A ella tampoco. ¿Debería importarnos a nosotros?La respuesta a esta pregunta son más preguntas. ¿Para qué queremos una Comisión Estatal de Derechos Humanos? ¿Hace alguna diferencia tenerla o no tenerla? ¿Cuál es el beneficio que obtenemos los ciudadanos? Es cierto que la relación costo beneficio para los ciudadanos es cada vez menor. Con los años la CEDHJ se ha ido haciendo más cara, más burocrática y menos eficiente en la defensa de los derechos ciudadanos. Para colmo, está tomada por grupos políticos que manejan las plazas de la Comisión como botín.Las comisiones de derechos humanos, la nacional y las estatales, tienen como objetivo evitar los abusos de autoridad. Se trata de instituciones que nos protegen del mal uso y del abuso de poder. Sus acciones no son vinculantes, es decir no pueden ejercer actos de autoridad sobre otros funcionarios, son recomendaciones a las que las autoridades señaladas están obligadas a atender, pero no a acatar ni resolver. Su peso es moral y su única fuerza es la voz. Una Ombudsperson que no tiene representatividad social, sin fuerza política, cuya voz no pesa, que confiesa que no está enterada de la agenda de Derechos Humanos del estado, que no tiene autonomía, pues es parte del grupo político que gobierna, y encima ha sido electa de manera irregular, no nos sirve para nada. En estas condiciones la conclusión lógica pareciera ser que la CEDHJ no tiene razón de ser y lo ideal sería ahorrarnos ese dinero. Pero eso justamente es lo que quieren y han intentado las autoridades: hacernos pensar que la Comisión es innecesaria haciéndola inútil.Como ciudadanos no podemos claudicar en la búsqueda de un cumplimiento cabal de los derechos humanos y el rescate de la Comisión. Si hoy la CEDHJ no es una aliada habrá que dar la batalla desde otros frentes que sí tengan legitimidad y autonomía para señalar los abusos de poder que se dan en todo ejercicio de gobierno. No se trata de buenos y malos, de si los gobiernos creen que hacen las cosas correctamente o mejor que otros, sino de un ejercicio básico de equilibrio: una autoridad, una policía no observada en su trabajo tenderá naturalmente al abuso, al uso excesivo de la fuerza que se le ha conferido. La respuesta es sí, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco debe importarnos, y mucho.diego.petersen@informador.com.mx