El cartonista político José Palomo, chileno exiliado en México tras el golpe militar de Pinochet, creó la legendaria tira cómica “El IV Reich”, la historia de un dictadorzuelo en un país de tercer mundo con un pueblo empobrecido. “Su excelencia”, como debían llamar los súbditos al dictador, cometía cualquier tipo de arbitrariedades e injusticias a través de sus guaruras, algunas tan absurdas que resultaban cómicas. Pero bueno, para eso era dictador.La imagen de este patético personaje de tira cómica fue lo primero que se me vino a la mente cuando Alejandro Moreno, Alito, una vez convertido en dictadorcito del PRI, no tuvo mejor idea que comenzar su reinado expulsando a la disidencia del partido, comenzando por Manlio Fabio Beltrones, el más priista de los priistas. En la lista hay varios más, todos aquellos que lo criticaron, como Francisco Labastida, Enrique Ochoa o Dulce María Sauri.Si algo caracterizó al PRI a lo largo de sus años como partido en el poder y luego como oposición, fue la certeza de que todos cabían en él. La ideología del “nacionalismo revolucionario” era maleable, por no decir chiclosa. Del mismo partido salieron Luis Echeverría, que se decía de izquierda, y Carlos Salinas de Gortari, el presidente neoliberal; Adolfo López Mateos y sus desplantes de poder y frivolidad y el austero Ernesto Zedillo; José López Portillo, el megalómano que se las daba de intelectual y Enrique Peña Nieto, prototipo del iletrado. El PRI, que nació para administrar el acceso al poder, ya se acabó. El nuevo PRI que está construyendo Alito es el partido de los cuates que harán negocio con las derrotas. Será el partido de unos pocos que negociará sus votos, cada día más escasos en cámaras y cabildos.El tricolor es hoy un partido con apenas diez por ciento de la votación nacional, que ganó solo 9 de los 300 distritos electorales en la última elección, todos ellos en el norte del país (Monterrey es su nuevo bastión) y gobierna solo en dos de los 32 estados: Durango y Coahuila. Si algo ha caracterizado la presidencia de Moreno en el PRI han sido las derrotas y la salida de militantes, algunos muy connotados, como Miguel Ángel Osorio Chong o Claudia Ruiz Massieu, pero sin hacer ruido ni ser noticia se han ido dos de cada tres militantes, la mayoría en el éxodo hacia Morena.Sí, el PRI del IV Reich de Alito Moreno es una caricatura de lo que fue el partidazo, una caricatura que nos saldrá muy cara a los mexicanos, pues terminarán por vender su derrota en los pocos estados y ciudades que aún gobiernan. Y si no alcanza a hacerlo antes del 2028, de acuerdo con nuevo estatuto priista, el dictador tropical todavía puede reelegirse un periodo más.diego.petersen@informador.com.mx