Cada día más se habla del famoso día cero en el agua, el día en que vamos a abrir la llave y no saldrá una sola gota, que las fuentes de agua para la ciudad estarán agotadas. El día cero es en muchos sentidos una metáfora. No es que un día dejará de haber agua en las fuentes de abastecimiento y ese mismo día dejará de fluir por la tubería y de salir en las llaves de nuestras casas. Para muchos mexicanos ese día ya llegó y para otros tantos, casi una tercera parte de la población, el agua en sus casas es un evento fortuito, que no tiene certeza en el flujo ni en la calidad.Nadie puede decir que en la Zona Metropolitana de Guadalajara tenemos agua asegurada para 50 años (Alfaro dixit) o para 30 (según Lemus) si no cambiamos el paradigma que, como hemos dicho, no es otra cosa que usar responsablemente el agua que disponemos en lugar de estar pensando de dónde traemos más y más.Reducir el consumo de agua por habitante al día a la mitad es perfectamente factible. Tenemos en Guadalajara un consumo promedio de 200 litros por habitante al día y se estima que podríamos reducirlo a la mitad con la misma calidad de vida. La pregunta es ¿por qué lo haríamos?, ¿cuál es el incentivo para bajar el consumo de agua?Con las tarifas actuales del SIAPA cien litros nos cuestan más o menos dos pesos al día, el equivalente a lo que le roba el transporte público a una persona que toma dos camiones de ida y dos de vuelta si paga en efectivo. Nadie lo piensa; se ve como un gasto absolutamente marginal. Esos dos pesos multiplicados por cuatro personas durante un año hacen casi tres mil, lo cual comienza a ser interesante. ¿Qué pasa si el costo de ese se duplica o se triplica? Vamos a oír a muchas más personas gritando “¡ciérrale!”. Evidentemente que el consumo de agua no es igual en todas las familias ni la tarifa puede ser la misma. Hay que subsidiar la tarifa de todos aquellos que lo necesitan y cobrar mucho más a quien se pasa del límite. El sistema tarifario actual tiene subsidios para todos aquellos hogares que consumen menos de 21 metros cúbicos al mes, un promedio de 175 litros por habitante al día. Si queremos bajar esa cifra a cien litros hay que cobrar tarifa completa a partir de los 12 metros cúbicos e ir incrementando sustancialmente. (La tarifa industrial y de servicios, así como las pipas, que no es otra cosa que un mercado ilegal, merecen otro capítulo.)Hay que dejar de ver la política tarifaria como una forma de recaudación o, peor aún, como una forma de ganar votos en las elecciones. En al agua, como en todos los bienes públicos escasos, la tarifa es una forma de democratizar el acceso. Todos tenemos derecho al agua; nadie debe tener derecho a desperdiciarla mientras haya a quien le falte.diego.petersen@informador.com.mx