Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Diario del aislamiento

Por: Gabriela Aguilar

Diario del aislamiento

Diario del aislamiento

Me robaron los olores de un día para otro. La ansiedad y depresión forman parte del cuadro clínico, padecimientos mentales de los que poco se habla siendo un paciente con COVID-19, no todo se concentra en las manifestaciones físicas, aquí en el Centro de Aislamiento Voluntario (CAV) de la Universidad de Guadalajara, que reconvirtió el Hotel Villa Primavera para el objetivo, los detalles de las historias de los residentes (así nos llaman) solo tienen en común la fuerte decisión de alejarse de lo que más se quiere, evitar daños y cortar la cadena de contagio.

Este lugar espera atender para finales del año a casi 300 personas aisladas desde el pasado mes de junio, mes en que iniciaron operaciones. Según los cálculos del personal que labora para el centro, casi 100 trabajadores, se evitarán 17 mil contagios.

Estar aislados de la familia, de la jornada, de la vida misma que construyes con el paso de los días, son los principales motivos que propician señales de alerta en los médicos tratantes para evitar que el paciente sufra una depresión. El miedo, es el otro factor adverso. En medio del entramado de preguntas, del choque de realidad, se pasa el tiempo buscando en el celular fotos o videos en donde nos veíamos felices y sanos. A pesar del dolor del cuerpo te aferras a encontrar esos momentos gratos, como si en el fondo existiera una mínima posibilidad de que ya no se repitan. Y sí, existe.

El COVID-19 agudiza los sentidos de alguna forma, los que te quedan, como si la ausencia de dos, olfato y gusto, potencializara otros y por consiguiente, aumentan las emociones.

Durante los primeros días de la enfermedad, por las noches, parece un exorcismo, un demonio interior que no permite tranquilidad, el dolor cede a ratos, pero sabes que algo sigue estando mal; escalofríos, dificultad para ver, síntomas distintos cada mañana acompañados de los que se quedan. En estos momentos entiendes lo que desde el inicio han mencionado los expertos: el virus tiene un comportamiento errático. Y claro, no hay que olvidar el desánimo y el abatimiento que a veces puedes sentir. Y eso que, en mi caso, fueron síntomas moderados.

De pronto escucho gritos que salen de una habitación del piso de arriba. Pensé lo peor. ¿Por qué siempre, de manera sistemática, pensamos así durante una pandemia? En seguida llamé a servicios médicos para preguntar si todo estaba bien. La respuesta fue más que positiva, al residente de ese cuarto finalmente le llegaron sus resultados negativos, ¡después de 21 días aislado! “¡A huevo! ¡Muchas gracias, ya me voy a mi casa!”, exclamó.

El CAV puede atender hasta 200 pacientes de manera simultánea, los prejuicios y la falta de información generan temor en algunos que deciden no internarse o desertan. Somos casi 40 pacientes nada más, recibimos atención médica 24 horas, alimentos y un lugar que nos ayuda a permanecer sin riesgos y hacer frente a una enfermedad que debemos acompañar -sí, suena irónico- con la soledad

puntociego@mail.com
 

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