Atmosféricas. Bíblicas, benditas tormentas en este julio apenas ido. Tristeza por los daños. Pero dicen que del agua siempre algo queda. Y sí, el jardín vive el júbilo del verano que corre, vertiginoso, rumbo a lo más profundo del estío. Alguien dice que puso en otro jardín, como siempre, a una Virgen del Rayo que nos cuide, y que una veladora arde día y noche en busca de un asidero en la zozobra de la peste. Verdísimos, los colomos esplenden, antes de la granizada que habrá de lacerarlos. Así va esto. **De rezos, plegarias, mantras y conexas. Dos oraciones que unos señores que ya no están solían decir en su interior, cada día.Anhelos Dios clemente que adorar Virgen Santa a quien pedir Noble esposa a quien querer Hijos buenos que formar Nietos sanos que mimar Casa quieta que habitar Leña seca que quemar Bien lo justo que comer Vino, pan y queso que tener Viejos amigos que atender Libro sabio que leer Buen andar para pasear Buen trabajo que cumplir Algún pobre que ayudar **Antigua oración provenzalNiño Jesús del pesebre: Haznos tan filósofos como el pescador Celosos para el trabajo como el clarín Pacientes cual la hilandera Despreocupados como el del tambor Alegres como el trovador que explora el mundo/ Bondadosos como el burro Tan fuertes como el buey cuyo aliento te tiene tibio Danos el sagrado ocio del cazador Danos igualmente el gusto del pastor por los placeres de la tierra En nuestro trabajo el orgullo del afilador Y el del tejedor El cantar del molinero Concédenos la sabiduría de los reyes magos La alegría del pichón El atrevimiento del gallo La discreción del caracol La humildad del cordero Danos lo sabroso del pan La ternura del jabalí silvestre Del verano su corazón El buen humor del vino viejo De la candela el ardor De la estrella su pureza Rogamos a tus pies, niño Jesús, que nació entre la gente humilde de este mundo Te rogamos por nuestros abuelos Por nuestra madre, por nuestros padres, por nuestros hogares Te rogamos por nuestra tierra natal, por la paz de sus hogares y el futuro de nuestro pueblo. Jesús óyenos. Con tu bondad amante bendícenos y líbranos de daño AménEn los tiempos aciagos de la peste, es urgente comunicarnos con lo que más importa: con Dios, con la Virgen, con las legiones de santos que han sido, incluyendo al señor y la señora que ya no están. Así, a lo que pide la fe del carbonero, con dispensa de quienes creen otras cosas, en medio de estas temporadas angustiosas… una llamada que rebasa una columna en vilo…