Abusando de la generosidad del lector(a) de esta breve colaboración y por supuesto de la dirección de EL INFORMADOR, me permito dedicar, en este DÍA DE LA MUJER las siguientes reflexiones, fruto de la experiencia que he vivido con la cercanía de tres mujeres que han fijado, fijan y fijarán la ruta de mi vida: a mi madre, mi esposa y mi hija, Martita que nació con discapacidad intelectual y que en estos ásperos y dolorosos momentos enfrenta una lucha más contra la adversidad.Esperanza, mi madre, Marta, mi esposa y Martita, mi hija, nacieron con un gen que les ha concedido una integridad moral sin mácula las funciones de madres: Esperanza y Marta, se convirtieron en una especie de religión ejercida por cierto con lucidez apacible. Su vida cotidiana fue sometida a decisiones difíciles pero siempre salieron adelante anteponiendo el valor de la moralidad, solo así han podido resistir y superar realidades dolorosas e inmisericordes, pareciere que desde su primera presencia en la tierra comenzaron a tender puentes hacia los privilegiados espacios de la santidad, virtud que les permite -y a mi madre le permitió- convertir el dolor en tarea amorosa.Por extraño e increíble que parezca sus dolorosas penas les han reconfortando, dignificando cada momento de su vida. Mi cercanía con ellas, en más de una ocasión, sanó mis pesares y tonificó mi alma. Las tres han llorado y lo han hecho larga y copiosamente, lo han hecho para que su maravilloso ser no se inunde por dentro y evite secuelas funestas.No dejo de preguntarme qué será su vida mas allá de la vida ¿será un continuo nacimiento de todos sus anhelos? ¿Será un estado permanente de armonía y felicidad? ¿O la correspondencia de la ternura con la que inundaron a todos sus seres queridos?Los sacrificios de Esperanza, Marta y Martita mantuvieron y mantienen el equilibrio de familias que comprendieron que lo espiritual es lo que cuenta, entendiendo además que la generosidad nace de sacudidas interiores intensamente espirituales, así sean altamente dolorosas.Las tres grandes mujeres permanecieron inmunes a la derrota a pesar de sus hondas y dolorosas tragedias: Esperanza de Dios perdió tres hijas, una de seis años otra de 40 y la ultima de 51, su entereza bordeaba lo irreal, Marta, perdió un hijo de 22 años y cuida a su hija Martita con discapacidad intelectual y ahora con una severa disquinesia, con una lucidez para reconfortarla y una bondad de aceptación.En la vida aparecen momentos en los que resulta indispensable hacer un trabajo de reflexión tratando, quizás inútilmente, de encontrar la respuesta a la eterna pregunta de ¿por qué se estanca la vida en lugares de dolor y sufrimiento? Dostoyevsky decía que no hay que verle fija y largamente la cara al dolor porque te vuelves dolor, quizás tenga razón, pero entonces uno se pregunta cómo ser feliz ante las trágicas adversidades, más aun cuando parece que la sombra de ciertas personas tiene figura trágica.La vida de cualquier persona debe contar con una cierta dosis de prometedor futuro, pero cuando la vida se atasca en el dolor en la tragedia, más aun en un estado de cierto desafío a la presencia de Dios solo queda invocarlo para con tremenda claridad entender que es su presencia y su voluntad la que decide.Feliz día a todas las mujeres del mundo, mujeres que sostienen el peso del mundo.