Ya sé, ya sé: los reflectores siempre estuvieron puestos en los videos de candidatos salvando gatitos, en los supuestos narcos bailando en tutú sobre la avenida, en las horrendas canciones carentes de originalidad, en las promesas imposibles de cumplir, en los pleitos de papel de quienes se asumían como candidatos punteros en los debates y, en las últimas fechas, en una estruendosa —aunque nunca ausente— guerra sucia. Las campañas previas a la contienda electoral de hoy fueron lo mismo de siempre… o peor.Pero esa siempre fue la intención de los partidos: captar la atención del ciudadano sin importar que su candidato irradiara una pizca de carisma o contara con la mínima preparación para el cargo. Muchos de ellos jugaron a conservar la marca, otros cuantos lo hicieron como evidentes satélites de ya saben quién, otros gastaron dinero público para, al final del día, declinar por “el mejor”, y uno que otro de plano se subió conscientemente a la candidatura sólo para hacer el ridículo. Al menos algo podrá presumir a sus nietos.Porque sí: algunos candidatos de Jalisco y del país entero nos sirvieron únicamente para soltar la carcajada y lamentarnos del nivel de política-espectáculo que se nos brinda en pleno Siglo XXI. Pero hoy sí hay que ponernos serios. Bueno, un poquito nada más.No hay que dejar de lado que salir a votar es recordar el “se matan entre ellos” y el “es responsabilidad de alguien más” que se nos ha repetido con insistencia. Es también marcar las boletas con la memoria puesta en la ausencia de medicamentos en el IMSS o en la defensa a ultranza de candidatos señalados por violación.Ir a las urnas es meter reversa a quienes no pueden garantizar seguridad, abasto de agua o aire de calidad a sus gobernados. Es castigar las omisiones y las ausencias de las autoridades que, un día, se comprometieron a guardar y hacer guardar la Constitución. Es mostrar el disgusto que hay con quienes prometieron refundar o transformar y sólo han pisado su lengua al demostrarse iguales o con mayor descaro que los de antes.Pero salir a votar es, sobre todo, la única oportunidad real para enmendar la plana. De mostrarle a los partidos que sus candidaturas y estrategias han sido una dolorosa burla que se les responderá con cifras, con menos cotos de poder y con el contrapeso legislativo que no han tenido.Durante la jornada electoral de hoy, los jaliscienses, los mexicanos, tienen la oportunidad de lanzar un mensaje de disgusto o de desinterés hacia su clase política. Mi voto va por que los ciudadanos les borren la sonrisa y les demuestren lo primero. Y, de paso, que desaparezcan algunos que otros partidos que se han alimentado de nosotros.