Zapopan es un pueblo de origen prehispánico que, por razones estrictamente religiosas, conquistó la capitalidad regional y luego la municipal, ya desde los inicios del siglo XVII. Ha sido el polo espiritual de Guadalajara, que en San Pedro tenía su polo de diversión y descanso veraniego.Esta dimensión del espíritu será fielmente reflejada en la canción “Guadalajara” de Pepe Guízar, dimensión que no excluyó, sino que incorporó el abundante comercio y los paseos dominicales al “Profundo”, y posteriormente a los “Colomos”. En años recientes este aspecto cultural ha venido a ubicarse bajo la denominación de “turismo religioso”, el cual merece todo el respeto de la ciudadanía y de sus instituciones.Pero, además, Zapopan, como antigua villa, hoy ciudad, es un conjunto urbano virreinal, cuyo Centro Histórico está protegido por las leyes urbanísticas, de las cuales ha sido constante vigilante el INAH, aunque a causa de la corrupción galopante, no siempre se le haga caso.La verdad es que pocas poblaciones antiguas han sido tan alteradas en su fisonomía como Zapopan, así ocurrió que las casonas ubicadas al lado sur de la plaza principal fueron demolidas para construir en su lugar el edificio pavoroso que hoy se ve, donde se hallan diversas dependencias municipales. Con mejor gusto se construyeron dos edificios con portales en la parte oriente de la plaza, que, aún siendo nuevos, no desentonaron con el conjunto urbano. De cualquier modo, esa construcción supuso demoler edificaciones antiguas que sólo por ese hecho hubieran merecido mayor consideración.Tuvo el PAN la mala decisión de postular para Zapopan a un candidato, que ganó, y declaró como parte de su agenda de trabajo el proyecto de “cambiar la vocación de la cabecera municipal”, como si la historia, la tradición y la cultura de una sociedad estuviesen sujetas al capricho o a las ocurrencias del alcalde en turno.No obstante, pareciera que tal aberración no ha sido abandonada, justamente la manera en que se construyó el paso de la línea tres por Zapopan, da la impresión que no tenía otro fin que aislar el Centro Histórico, pues la amplia avenida que se construyó justamente para conectar Guadalajara con Zapopan en 1952, ahora vino a dar con enorme paso a desnivel, de modo que hoy día, para llegar al centro, hay que dar todo tipo de forzados rodeos, y por si eso no bastara, se pretendía que la estación ocultara a la vista la imponente basílica, precisamente la joya arquitectónica del municipio; para frustrar esa intención debió trabajar mucho el INAH con algún resultado. Aún así, esa estación de la línea tres se denominó simplemente “Zapopan Centro”, como si esa fuera la referencia dominante para justificar una nomenclatura.Las noticias más recientes nos hablan de un nuevo proyecto para la explanada de ingreso a Zapopan, la construcción de edificios departamentales que en un inicio pretendían ser torres sin que a los diseñadores les importara acabar de arruinar el paisaje urbano de esta antigua villa, e incluso estrechar el ingreso principal, pues dichos diseñadores en su vida han oído hablar de que hay una romería anual que rebasa ampliamente cualquier aforo. Nuevamente fue el INAH, y no la conciencia ciudadana la que puso los límites, que ojalá sean respetados.armando.gon@univa.mx