Una de las mayores riquezas del estado de Jalisco la constituyen las 125 cabeceras municipales. (Y esto sin restarles un ápice a todos los demás pueblos subordinados en cada municipio). Existe allí una potentísima carga del ADN originario y que, en casi todos los casos, está vivo, a veces bajo una capa de maltrato. Para muchísimos casos, una operación de agua y jabón, o sea limpieza general- retiro de letreros, postes y tinacos y chipotes- más trabajos de pintura, ofrece una importante mejora no solamente para el paisaje urbano, sino para el indispensable orgullo de todos los habitantes de la localidad.Esto es en general lo que ha pasado con los nombramientos de “Pueblos mágicos” a varios de los núcleos urbanos: San Pedro Tlaquepaque, Tapalpa, Ajijic, San Sebastián del Oeste, etcétera. Ya se ha escrito en esta columna que todos los pueblos de Jalisco deberían de gozar de tal nombramiento. Existirían ciertas condiciones: contar con planos de centro de población adecuados y vigentes, y a partir de ellos establecer claramente los futuros proyectos y acciones. Todo esto hecho por las vías legales, con planes parciales consultados, publicados e inscritos en el Registro Público de la Propiedad.La ya mencionada operación agua y jabón debería ser realizada con medios propios dado su relativamente bajo costo y contando con el involucramiento y concientización de la población acerca de todas las bondades de volverse de a de veras mágicos. Además, hay una serie de valores que se necesitan poner en claro: la misma traza urbana, las iglesias, curatos y capellanías. Las fincas subsistentes notables o por hacer notar, las plazas y kioscos, los cascos de haciendas de los aledaños, y un largo etcétera. Al mismo tiempo hay que hacer un banco de proyectos para ir concretándolos en un futuro cercano: rescates de cuerpos de agua, libramientos, casas de la cultura, restauraciones diversas y etcétera.Amatitán es un excelente ejemplo de todo lo que habría que hacer de cara al futuro. El pueblo es la verdadera y auténtica cuna del tequila, como ha demostrado fehacientemente en sus largas investigaciones el licenciado Claudio Jiménez Vizcarra. Además, por su topografía, Amatitán tiene una traza de plato roto que hace a la localidad tener muchas interesantes y atractivas perspectivas. Lo cruzan por lo menos dos arroyos que es urgente sanear y que constituirían cuerpos de agua limpia a cuya vera florecerán nuevas intervenciones muy afortunadas.Otra cosa igual de importante es construir, por el lado del cerro, un libramiento que permita “suturar” las dos piezas del pueblo que están ahora trozadas por la carretera; esta carretera podrá convertirse en una alameda que mucho hará por el recreo y bienestar de todos los habitantes.En la siguiente columna se abundará en esa gran promesa que representa Amatitán.