Miércoles, 20 de Noviembre 2024

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Desinterés y apatía por la política

Por: Guillermo Dellamary

Desinterés y apatía por la política

Desinterés y apatía por la política

Uno de los grandes problemas de la vida política son las personas que se declaran “antipolíticas” y abiertamente se ufanan de su indiferencia y desdén a lo que es ineludible en la vida humana, tanto como respirar, a pesar de tontamente quererse declarar “antioxidante”.

Irene Vallejo, en uno de sus artículos, trata muy bien el tema al señalar lo que realmente es ser idiota. “Así le llamaban los griegos a los ciudadanos que tenían derechos, pero se desentendían de los asuntos públicos, refugiándose en sus intereses privados. Para Aristóteles, un idiota es quien se queda en su casa y deja que gobiernen los bandidos”.

Lo que presupone que al existir un desdén por los intereses de la comunidad, es muy fácil que los más aprovechados y ventajosos se avalanchen sobre las arcas públicas y se conviertan en ladrones, y todo porque hay una buena cantidad de la población que se aleja de la vigilancia y se convierten en unos idiotas.

Lo que presupone es que llegan al poder los peores hombres, los que tienen el “colmillo” y todas las mañas para quedarse con el poder, en la medida en que más idiotas hay en la comunidad, que por omisión y apatía, dejan de participar en la vida pública.

Toda esta reflexión nos conduce a comprender que hay una relación directa entre una masa de personas a las que no les importa lo que sucede en el gobierno, en la administración pública y en fin en la política, y el asalto a las instituciones públicas por parte de los gandallas y abusivos que se convierten en unos cínicos sinvergüenzas a costa de todos los que se han declarado como “antipolíticos”.

Por lo tanto, es urgente hacer un llamado a los “idiotas”, para que despierten y abran los ojos para que vean lo que está sucediendo y pongan más atención a su entorno y dejen de vivir la fantasía de que esconder la cabeza en un hoyo o querer tapar el sol con un dedo, es un remedio eficaz ante el deterioro de la calidad de vida de una comunidad.

Claro que hay muchos necios y tercos que van a seguir insistiendo en que no quieren saber nada de política, pero hay que convencerlos de que no hay manera de evitar que todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene que ver con la política. Bien señalaba Aristóteles: somos animales políticos. Más vale ser más políticos que animales y dejarnos de estar escondiendo.

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