La visita de Xóchitl Gálvez al Instituto Nacional Electoral (INE) -martes pasado- es una confirmación de que está dando resultado la estrategia en la campaña electoral que desde Palacio Nacional se dirige. Desde el púlpito mañanero el Presidente habla y distrae a la oposición -y a un sector importante del electorado-. Xochitl pidió que “la mañanera, hemos pedido que se suspenda… por violar la ley e interferir en el proceso electoral… dado que el Presidente es incapaz de atender los llamados del INE para dejar de afectar la equidad en esta contienda”. Tiene toda la razón la candidata de la oposición, AMLO se ha pasado “por el arco del triunfo” las leyes electorales -porque a él no salgan con “que la ley es la ley”-, pero al final ha logrado su objetivo el inquilino de Palacio. Aunque es un contrasentido que nadie le va a impedir que continúe con sus verborreas matutinas -que en su momento ya lo resolvió el Tribunal Electoral-, cuando el mismo mandatario se ampara bajo el amañado argumento -de atropello a las leyes- que sería una “gravísima violación a la Constitución… un agravio a la libertad de expresión y a la libre manifestación de las ideas”.Después de la desastrosa participación en el “debate” -ella mismo lo reconoció-, el recurrir a las autoridades del INE para “callar” al Presidente, el recurso de Xóchitl da la impresión que es un “grito” de desesperación con la intención ampararse en ese reclamo como recurso para justificar o evadir su mal manejo que tuvo el domingo por la noche en el ejercicio electoral. Cuando se tiene concentración, además de conceptos claros y definidos, no hay necesidad de intentar presionar o linchar a la autoridad electoral -por aquello de los supuestos cambios en el formato del “debate”- para justificar lo que con argumentos y mucho nerviosismo no se pudo clarificar.Hoy, el trabajo es doble para Xóchitl. Se tiene que levantar del “resbalón”, recomponer la figura e imagen ante el electorado y enfocarse en las propuestas y en las acciones concretas de Gobierno que se darían para resolver lo que más nos interesa como mexicanos, como pueden ser asuntos de seguridad y salud, sólo por mencionar dos de los más graves que tenemos en nuestra realidad como país. El contenido de su oferta es lo más importante en este momento, que pueda provocar que aquellos que están aún indecisos con el voto -que se estima es entre el 15 y 20 por ciento de los votantes- puedan reaccionar y acercarla en la posibilidad de competir en la jornada electoral ante una contrincante que lleva una ventaja considerable y sostenida.Dicen que “la primera impresión es la que cuenta” y la impresión que Xóchitl dio en el primer “debate” no fue la mejor. Y aunque -como se dice popularmente- “en política nada está escrito, todo puede pasar”, la designada por la oposición debe olvidarse del inquilino de Palacio, dejar de lado la desesperación y dedicarse a la propuesta de Gobierno, donde hay muchos retos para un país que merece otro futuro.¿Usted, qué opina?