“No importa como nos haya ido, nadie quiere irse de este mundo” Así me recibió la señora promotora de paquetes funerarios de Recinto Guadalupe, cuando pasé por el stand que montaron en la Universidad Panamericana. Y es verdad, ninguno quiere adelantar lo que será inevitable.Sin embargo, sabemos bien que llegará ese momento. Pero preferimos continuar con nuestra vida normal, evitando el tema u ocupándonos de los problemas cotidianos. Si bien una persona cuando fallece, podemos afirmar que ahora “descansa en paz”, no podemos decir lo mismo de las personas que deja, que, a parte del dolor de haber perdido a su familiar, es muy común que se queden también con los problemas económicos que surgen de este tipo de eventos.Consultando en internet, sabemos que contratar servicios funerarios de emergencia, pueden resultar bastante costosos. Entre los 35 mil hasta arriba de los 50 mil pesos, se pueden encontrar opciones de todo tipo, pero en general no son baratas.Ahora que se aproximan este periodo de fiestas, en el que el ritmo del trabajo cambia y en el que tenemos la oportunidad de convivir un poco más con la familia, pensemos en las formas en las que podamos hacerles menos difíciles esos dolorosos momentos a quienes queremos.Ya sea con un seguro de vida, que podamos ir pagando poco a poco, sin que nos desequilibre la economía familiar. Otra opción es la de contratar alguno de estos planes de previsión de servicios funerarios a plazos. Podemos tener la ventaja de que suelen ser mucho más económicos que los servicios que se tienen que contratar de emergencia, además de que se pueden pagar en mensualidades.Otra alternativa es explorar la posibilidad de contratar con un seguro educativo, en caso de que tengamos hijos en edades escolares. Y por supuesto, no dejar las cosas hasta el final y animarse de una vez a ir a una notaría registrar un testamento.Regularmente los precios de los servicios testamentarios bajan en el mes de septiembre, al que se le conoce como el “mes del testamento”, pero las promociones en los precios de los testamentos se mantienen incluso después de septiembre.Esta reflexión no es agradable de hacer, pero es indispensable. Si usted es jefe o jefa de familia, si tiene personas que dependen de usted, no lo deje para después. Piense que, dado que no tenemos la vida comprada, ésta se nos puede ir en cualquier momento. Al irnos, los problemas y pesares de este mundo se habrán acabado para nosotros, pero no para las personas que dejamos aquí.Ya sea nuestra pareja o nuestros hijos o nuestra familia. Siempre habrá alguien que se quede y que tenga que lidiar y enfrentarse con el dolor y con los gastos del fallecimiento. Lo que podemos hacer es volverles menos angustiante esos momentos.Y por supuesto, si usted tiene un seguro de vida, un plan de previsión de gastos funerarios o un testamento. No esconda esos papeles. Recuerde que no son para usted. Son para que sus familiares. Entrégueselos y entérelos en dónde están y para qué es cada cosa. Lo mismo si tiene cuenta de Afore o una cuenta de ahorros en algún banco. Asegúrese de que los beneficiarios están bien registrados tal y como usted lo quiere.Es una lástima dejar dolor y a parte problemas. Tómese ese tiempo. No por usted, sino por las personas que más quiere y por quienes usted trabaja todos los días. ¿Cómo podríamos acaso “descansar en paz” dejando sin resolver lo indispensable para los nuestros?Esta reflexión se la dedico a un buen compañero y amigo que conocí en la secundaria allá en Gómez Palacio, Durango, Carlos Herrera Castañeda, quien hace unos días nos sorprendió a todos con su muerte repentina. Carlos deja a su hermosa familia: a su esposa y a sus dos hijos.Si bien no podemos escapar de la muerte, si podemos prepararnos un poco para que quienes se quedan, no sufran más de la cuenta. Descansa en paz amigo mío.