Viernes, 06 de Septiembre 2024

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Desapariciones vs. homicidios

Por: Jonathan Lomelí

Desapariciones vs. homicidios

Desapariciones vs. homicidios

La desaparición de personas casi iguala la cifra de homicidios dolosos en este sexenio en Jalisco. 

¿Eso qué significa? 

El domingo, la Glorieta de las y los Desaparecidos congregó dos protestas espontáneas. No hubo presencia de colectivos. Surgieron por iniciativa de las víctimas indirectas. 

Por la mañana se manifestaron familiares de José Emmanuel Núñez Mosqueda y su hermana Ladis, de 26 y 22 años, desaparecidos en Zapopan el 17 de julio. Laboraban en una frutería en la colonia El Tigre cuando un comando se los llevó. 

Por la tarde, amigos y familia de María Alejandrina Arellano protestaron para exigir la localización de la mujer de 63 años. El 24 de julio, luego de cerrar la casa de cambio que administra, en Plaza Guadalupe, Zapopan, un grupo armado se la llevó junto con su escolta. 

El fiscal rindió ayer un informe parcial sobre el caso y confirmó además la desaparición de otras tres mujeres, un día después, el 25 de julio, en otra casa de cambio, en Vallarta Universidad, en Zapopan. Mismo modus operandi, hombres armados se las llevaron. 

 La industria de la desaparición en Jalisco refleja cifras inéditas. 

En este sexenio, en el periodo 2019-2023, han desaparecido 9 mil 707 personas (Mide Jalisco). También asesinaron a 11 mil 692 (Secretariado Ejecutivo). La incidencia de ambos delitos casi se empalma gracias a una ligera baja de homicidios y un alza de desaparecidos. 

Por eso cualquier disminución en la violencia homicida debe verse con cautela. ¿Hay menos homicidios porque hay más desaparecidos? Todo indica que sí. ¿Eso qué implica?

Por las características y giro comercial, la privación ilegal de la libertad de cuatro mujeres y un hombre en sendas casas de cambio podría relacionarse con las nuevas economías criminales. Entre ellas gana terreno la extorsión. 

Cada vez son más recurrentes en la metrópoli los cobros de derecho de piso y la imposición de un diezmo criminal para cercenar las ganancias de comercios y actividades productivas.   

Eso lo veíamos en zonas rurales de estados vecinos. Ahora su sombra se adivina cada vez más cercana y la desaparición de personas parece que es el mecanismo de presión y resolución violenta. 

Bajaron los homicidios marginalmente, pero la alta incidencia en desapariciones debería preocuparnos porque el perfil de las víctimas se amplía. 

Hay un mayor control territorial y social por parte del crimen en la urbe. Su expansión corporativa, sin duda, sólo puede darse con la anuencia de un sistema que los protege. 

jonathan.lomeli@informador.com.mx

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