Más preguntas que respuestas dejó la defensa que ayer hicieron el coordinador del gabinete de seguridad, Ricardo Sánchez Beruben, y el fiscal estatal Gerardo Octavio Solís Gómez, del sistema de videovigilancia conocido como Escudo Urbano C5 (por las cinco “C´s” que tiene el pomposo nombre oficial de este Organismo Público Descentralizado, a saber, Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo del Estado de Jalisco), que sigo pensando, quedó como artículo de ornato, florero, pues, en uno de los episodios de desafío más preocupantes de la delincuencia organizada a las autoridades federales, estatales y municipales y sus corporaciones policiales el lunes pasado en la zona de Andares, y que profundizó la sensación de vulnerabilidad y la percepción de inseguridad de los jaliscienses.Según el propio gobierno estatal, el Escudo Urbano C5 “es el encargado de captar información para la toma de decisiones en cuestiones de protección civil, procuración de justicia, seguridad pública, urgencias médicas, movilidad, medio ambiente, servicios a la comunidad, emergencias y desastres”.Por eso es una buena noticia que el C5 esté funcionando para captar imágenes, como quedó demostrado al menos con los videos mostrados ayer, cuatro días después de los hechos, porque el primer sistema de videovigilancia adquirido hace tres sexenios a sobreprecio ni siquiera imágenes claras captaba.Por otro lado, el argumento de que los dos ataques masivos a la infraestructura del C5, ocurridos en los últimos dos meses, es prueba de su eficacia, más que persuadir de las fortalezas del Escudo Urbano, lo exhibe vulnerable a la delincuencia que debe combatir, o peor aún, se convierte en otro elemento para sospechar de su infiltración en esa central de operaciones. El caso es que los responsables de la seguridad en el estado salieron a mostrar la ruta de escape de los sicarios hasta ayer, sin que el día de los hechos se haya disparado un operativo para su persecución y detención, lo que deja claro que alguien se encargó de que en el centro de monitoreo no hicieran su trabajo y se supiera de las imágenes luego de que horas o días después se revisaron las grabaciones.No se cumplieron, pues, las funciones sustantivas del C5 de coordinar, controlar y comunicar, de forma inmediata y en tiempo real, desde su centro de cómputo y comando de imágenes un operativo para detener a los delincuentes. No sirvió por ello, para garantizar al ciudadano la seguridad pública ni la procuración de justicia. Hoy no se sabe aún quién es el plagiado, ni hay un solo detenido.Por eso más que escudar se debe depurar un Escudo Urbano C5 cuya utilidad quedó más en entredicho que cuando sólo aportaba imágenes borrosas por hacer negocios con su compra y mantenimiento.jbarrera4r@gmail.com