A las crisis recurrentes que han estallado en el actual sexenio en el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) que encabeza Carlos Enrique Torres Lugo, se sumó una más desde hace una semana que 250 colonias del Área Metropolitana de Guadalajara se quedaron sin el suministro de agua potable.Esta vez el pretexto y la explicación del Gobierno estatal fue responsabilizar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por los apagones ocurridos y a los que atribuyeron los desperfectos que se dieron en tres días casi consecutivos en las plantas de bombeo que mandan el agua de Chapala a la metrópoli.Esta versión convenció a muy pocos, sobre todo por el largo historial de pifias del organismo operador del agua en la actual administración y que lo ha colocado como la dependencia gubernamental con más quejas, y una de las que denuncian más ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ).Desde los primeros reportes de miles de usuarios de que agua turbia y maloliente salía de sus grifos y la agudización de los tandeos en el 2020, en plena pandemia, se prendieron los focos rojos por la falta de pericia de los nuevos funcionarios naranjas, cuya larga curva de aprendizaje en el manejo técnico del SIAPA les ha costado mucho a los tapatíos.La última muestra de la falta de continuidad en las acciones de mantenimiento de la infraestructura hidráulica que se venían dando por años, se dio en la pasada Semana Santa y Pascua que se suspendió el mantenimiento general de sus equipos que se hacían año con año, aprovechando el asueto escolar y laboral de miles de tapatíos.Pero las novatadas no han sido sólo técnicas. Si ya el SIAPA había tenido episodios de dispendio administrativo en otras administraciones, en el Gobierno actual se dispararon las deudas en pago de proveedores y de su muy dorada y obesa nómina. Así, de un presupuesto anual de cinco mil 894 millones de pesos, sólo 430 millones se invierten en obras de infraestructura y mantenimiento para mejorar el servicio y frenar la escalada de quejas de los usuarios, para disminuir las fugas y los consecuentes socavones, así como para mejorar sus cada vez más bajos niveles de cobranza.Aun con todos estos antecedentes, no sólo se culpó a la CFE de la última crisis del agua potable en la ciudad, sino que el gobernador Enrique Alfaro sugirió que había sido una especie de complot o sabotaje político al expresar que le generaba “suspicacia de que esto suceda justo a unas semanas” de la jornada electoral.Fue el paso de los continuos “SIÁPA-telazos” a la era del “SIAPA-gate”.jbarrera4r@gmail.com