Lo que en otros tiempos, los pies eran un modelo de cuidado y belleza femenina, con hermosas medias y scarpi de finas pieles y elegantes diseños. Hoy, muchas mujeres, optan por toscas botas con gruesas suelas y diseños militares.La moda, ha impuesto al caminar femenino, sobre un andamiaje de diseños toscos y pesados.Por otro lado, observaba a un joven, de unos 20 años, vestido completamente como una mujer, su atuendo impecable y de buen gusto. Aunque sus gestos y movimientos corporales no dejaban de ser masculinos, su imagen se mostraba cuidadosamente femenina.Este es también el signo de nuestros tiempos actuales, por un lado la tecnología de los móviles inteligentes, que tienen atrapadas a las personas con su delirante seducción, y por el otro la transmutación de papeles entre lo masculino y femenino.Lo femenino se tiende a masculinizar, y lo masculino a feminizar.Habrá mujeres que sientan exaltar su atractiva figura, montadas en rudas botas, y hombres que encuentren su identidad cultivando la imagen de la belleza femenina, que tienen en su imaginario.La otrora ineludible televisión, hoy es cambiada por la pequeña pantalla del celular o cuando mucho de una tablet.El cuidado del rostro y el cuerpo femenino, hoy está a merced de las manos de los cirujanos plásticos y de arreglos artificiales. O en el mejor de los casos, en el gimnasio o en el salón de belleza.Mientras algunas mujeres deciden embellecer sus manos con enormes uñas o artísticos tatuajes. Otras eliminan el maquillaje y se dejan crecer el bello corporal al natural.Contrastes del momento de transición que vivimos de una época a otra.En la era de la tecnología, parece acompañarla la desaparición de la frontera entre lo masculino y lo femenino. Entre el papel doméstico y la vida laboral fuera del hogar.Así parece ser la tendencia que nos conduce a nuevas propuestas de vida, a la que nos hemos de ir acostumbrando y aceptarlas como son.Tatuarse y ponerse todo tipos de anillos, dijes y decoraciones en el cuerpo es la moda. Un nuevo estilo de vida. Dejemos las zapatillas y a ponerse las enormes botas negras. dellamary@gmail.comGuillermo Dellamary
