Si en noviembre del año pasado me sorprendió escuchar de la existencia de niños halcones al servicio de grupos del crimen organizado en torno al Centro Universitario de Tlajomulco, más me desconcertó saber que ya también hay niños sicarios que se exhiben armados en los retenes delincuenciales que se instalan impunemente en las carreteras de distintas regiones del Estado.De los niños halcones dio testimonio una alta funcionaria universitaria al participar en noviembre pasado en el Congreso sobre Seguridad Pública, Análisis, Retos y Perspectivas al que convocó la Universidad de Guadalajara y el Observatorio sobre Seguridad y Justicia, al que también me invitaron a participar junto con otros colegas.En su participación, la directiva universitaria narró cómo era ya común ver a niños que mientras jugaban pelota en distintos puntos del perímetro del plantel, fungían también como vigilantes de los movimientos de quien salía y entraba al plantel escolar. Que desempeñaban una especie de control territorial, cuestionando incluso el motivo de la visita de algún personaje que no les era común ver entre el personal académico y de servicio en ese centro universitario.Pero el creciente problema del reclutamiento, voluntario o forzado, de menores de edad para sumarse a las filas de los grupos del crimen organizado en Jalisco quedó en evidencia la semana pasada, cuando un radioescucha de Líder Informativo en el 91.9 de FM nos compartió la experiencia que él y su familia vivieron el sábado 27 de julio, cuando los retuvo en la carretera un retén de civiles armados.“Quiero compartir con ustedes que el sábado pasado fuimos a una zona de balnearios allá entre Tepatitlán y Yahualica. Nos encontramos con un retén. No nos pasó nada, fueron amables con nosotros. Pero eran niños y esto nos horrorizó. Cuatro o cinco adultos y ocho o diez entre jovencitos y la mayoría niños de entre 12 y 14 años. Todos fuertemente armados. La verdad no pensamos volver. Nos están secuestrando...”. Hasta aquí el comentario de este estimado radioescucha.Hace más de dos años, en junio de 2022, el Cardenal Francisco Robles Ortega declaró que había sido interceptado por retenes del crimen organizado en la Zona Norte de Jalisco.En el tono rijoso que acostumbra, el gobernador Enrique Alfaro salió a contradecir al líder religioso al asegurar que “en el estado de Jalisco no hay ningún tipo de retén de grupos criminales en las carreteras, en este estado está garantizada la libertad de tránsito”, y luego pidió al Cardenal presentar una denuncia o buscar directamente al gobierno en vez de hacer declaraciones mediáticas.Dos años después, los hechos le vuelven a dar la razón al Cardenal. Los retenes no sólo existen en la Zona Norte sino también en la Zona de los Altos de Jalisco, y ahora con niños sicarios.