El cuarto eje de la estrategia del Gabinete de Seguridad del gobierno de Claudia Sheinbaum, que presentó el martes pasado su secretario del ramo, Omar García Harfuch, ha estado ausente siempre en Jalisco.El eje de la coordinación “absoluta” entre el Gabinete de Seguridad y los gobiernos estatales, no apareció, por ejemplo, en los operativos que ese mismo día hicieron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Secretaría de la Marina (Semar) en el municipio de Atenguillo y en la Plaza Comercial Andares, en Zapopan.En ambos operativos se lograron importantes detenciones de individuos a los que se acusa de ser parte de grupos delincuenciales, pero ni las autoridades municipales ni el gobierno del Estado estuvieron enterados ni antes, durante y después de esas movilizaciones castrenses.Así lo reconocieron el miércoles pasado en sendas entrevistas tanto el gobernador Enrique Alfaro, como el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, que tomaron con naturalidad ese hermetismo de la Sedena y la Semar. Así pasa siempre, reconocieron.Por eso habrá que ver cómo se pasa de esta fase de desinformación a la “coordinación absoluta” que expuso Harfuch y remarcó la Presidenta como el cuarto eje de la nueva estrategia de seguridad, y que nunca se ha alcanzado pese a que viene anunciándose desde hace al menos dos sexenios.Luego de la satanizada guerra contra el narco del gobierno del panista Felipe Calderón, el secretario de Gobernación del gobierno priista de Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, planteó casi en los mismos términos que la pacificación del País se lograría con la recuperación del “tejido social” a través de programas sociales, y con la coordinación entre las corporaciones policiales federales y locales.Lo cierto es que eso nunca se logró. Las desconfianzas por la infiltración delincuencial desde las fuerzas castrenses hasta la más debilitada policía municipal, impidieron que esa colaboración se hiciera realidad.Hoy con lo que se podría contar es con la coordinación estrecha de la Sedena y la Guardia Nacional que finalmente quedó bajo su adscripción, y que desde su fundación en 2019, siempre ha estado nutrida de elementos y mandos del Ejército.Pero las investigaciones y operativos contra los generadores de violencia los hacen, por un lado, la Sedena y, por otro la Marina, sin intercambiarse incluso información. Los pocos agentes de la Fiscalía General de la República también trabajan solos, y no se diga lo separado que trabajan las policías estatales de las municipales, que por ser el eslabón más débil, terminan al servicio del crimen organizado. Un indicador para que la “coordinación absoluta” se haga realidad será ver operativos conjuntos que empiecen a recuperar los territorios hoy controlados por las mafias, con conocimiento de las autoridades locales que hoy son absolutamente ignoradas.jbarrera4r@gmail.com