El lunes por la tarde el canciller Marcelo Ebrard dijo que un día después -el martes- estarian en México algunos funcionarios estadounidenses “para hablar de la distribución de vacunas y de la reapertura de la frontera”. La declaración fue después de la conversación telefónica que el presidente Lopez Obrador había sostenido con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris -en la que también estuvo Ebrard-. Los funcionarios que nos visitaron fueron Jake Sullivan, asesor del presidente Joe Biden para la Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interior y Juan Gonzalez, director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional¿Usted cree que para hablar de la distribución de vacunas en México y de discutir sobre la posibilidad de reabrir de la frontera en medio de una crisis de salud incierta e incontrolable se necesita que hable personalmente la vicepresidenta y se envíe al ‘arsenal’ de seguridad nacional a nuestro país?. Ese argumento...¡yo, no me lo trago!.La Casa Blanca por supuesto que está preocupada por la pandemia y de acuerdo a sus recursos y posibilidades ha estado atento a ayudar a decenas de países con la donación de vacunas, pero en lo que se refiere a México tiene otros asuntos que son importantes y por demás preocupantes.El motivo principal de la conversación -sobre todo la entrevista personal de dos horas entre Sullivan y Lopez Obrador- y la visita de funcionarios a México se debe primordialmente a la impresionante cantidad de migrantes de diferentes nacionalidades que las 24 horas del día cruzan de manera ilegal la frontera, se entregan a las autoridades migratorias y solicitan asilo. De acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) son casi 200 mil los indocumentados detenidos en lo que va del año fiscal. En febrero y marzo se hablaba de cinco mil detenidos todos los días. Hoy, esa cantidad se ha disparado de manera alarmante convirtiéndose el tema de una verdadera encrucijada para la administración Biden.La reciente visita relámpago de la vicepresidenta Kamala Harris a México y Guatemala, más que relaciones públicas o de buenos vecinos, fue para pormenorizar los protocolos a aplicarse para evitar los ‘rios’ de migrantes que todos los días recorren la República Mexicana con destino a la frontera norte. Nuestro país, en primer término, es el ‘escudo’ para detener a quienes buscan en el norte ‘la tierra prometida’ para salir de sus problemas de persecución, violencia y pobreza. Sin embargo, algo está fallando, porque las estadísticas nos hablan que el problema de arribo de migrantes a la frontera, en lugar de disminuir, se incrementa todos los días.Y es muy probable que más migrantes se vean motivados a buscar en Estados Unidos su destino final, después de que el lunes pasado los demócratas en el Senado avanzaron en la elaboración de un paquete de reconciliación presupuestaria -que permite la aprobación de una ley fiscal con la mayoría simple en las dos cámaras del Congreso-, que incluirá una vía a la ciudadanía para millones de inmigrantes indocumentados.Este es el motivo de la presencia del alto mando de seguridad nacional de Estados Unidos en México, el resolver con urgencia el problema en la frontera. Para Joe Biden es primordial lograr la legalización de millones de indocumentados que fue una de sus principales promesas de campaña. Pero sabe, que una vez iniciado el proceso -como ya sucedió-, serán más los migrantes motivados a buscar llegar a buscar el amparo de las nuevas leyes que no los cubre y de las que de antemano están descartados, ya que en caso de proceder, sería solamente quienes reúnan ciertos requisitos, entre ellos el tener un tiempo considerable en territorio estadounidense. Así que hoy más que nunca, los vecinos ocupan de nuestra ayuda como escudo migratorio para amainar la crisis fronteriza y que no eche por la borda la propuesta política interna de la administración. ¿Usted, qué opina?.daniel.rodriguez@dbhub.net
