“De Ser Cierto…”, es una frase que ronda y ronda conforme hemos ido escuchando y leyendo sobre el programa de trabajo de Andrés Manuel López Obrador.“De ser Cierto” que cumpla todo lo que ha dicho, este sería un país fantástico. Y reflexionamos: “De ser Cierto” que todos los funcionarios y entes públicos van a ver reducidos sus sueldos por debajo del Presidente.“De ser Cierto” que se va a reducir la alta burocracia, y que la poca que quede, tendrá que salir adelante sin lujos, celulares, ayudantes y sin sus camionetas Suburban.“De ser Cierto” que combatirá la corrupción, que buscará a corruptos del pasado, y que castigará inmediatamente a los de su equipo que caigan en la tentación.“De ser Cierto” que descentralizará la actividad federal de la Ciudad de México, liberándola de burocracia y trámites…“De ser Cierto”… “De ser Cierto”…Sin embargo, todavía faltan tres largos meses para que tome posesión y ya ha empezado a mostrar dudas en algunos temas que parecían fáciles para su mano todo poderosa.Ya no venderá el avión presidencial, simplemente porque es arrendado, y además nadie se lo compraría.No podrá conseguir que los Magistrados de la Suprema Corte se reduzcan el sueldo, aunque sí implementarán medidas de austeridad. Y aún y cuando dijo enfrente de Peña Nieto que cancelaría la Reforma Educativa, a la par su hombre fuerte en Educación, Esteban Moctezuma, informó que convocaría a una consulta nacional (sobre todo entre maestros) para conocer cuál debe ser el derrotero del sistema educativo; se abre la puerta a retomar varios de los elementos fundamentales de la reforma peñista.Y donde más se ha visto que duda públicamente es en el tema de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.esde aquel tajante: “no se construirá”, han pasado reuniones con empresarios, reuniones con quienes le ayudarán a manejar la economía y las finanzas, y el discurso se ha ido suavizando.Es más, en sus últimas referencias al aeropuerto, tal parece que la disyuntiva es entre seguir con el ya planeado y que de hecho ha empezado a construirse, o hacer uno nuevo donde se encuentra el aeropuerto militar de Santa Lucía.Si la consulta es para elegir entre esos dos, las preferencias se inclinarían por supuesto con seguir el proyecto de Peña Nieto.Tal parece que se dio cuenta como si estuviera a mitad del río, que para su Gobierno tendría el mismo costo cancelarlo que seguir. Cuando más tendría oportunidad de revisar y modificar muchos de los contratos del proyecto, por ser sospechosamente corruptos como lo ha sido el régimen peñista.Pero hasta ahí; en un par de años, y con un discurso triunfador, estará inaugurando las nuevas instalaciones del nuevo aeropuerto. ¿Será igual con el resto de las promesas?De ser así entonces del país que había pintado, refundado, honesto y maravilloso, donde la erradicación de desvíos, ineficiencias y corrupción le permitirían contar con recursos para echar a andar todo su proyecto, quedaría muy poco.Muy, muy poco.