El uso del tiempo es algo tan idiosicrático como las manías de cada quien, y en estos tiempos de pandemia y encierro (para quienes pueden guardarse) la disminución de la vida social y de la movilidad se traduce en una y mil formas de hacer cosas. Se vale de todo, a fin de cuentas, para evadirse un rato de estas horas trágicas, y ya cada quién sabrá si se pone a arreglar su cuarto o a hacer mermelada, ver series u oír conciertos, leer el Hola o a Balzac. Entre los hallazgos de la semana:-Una peliculita profética (bueno, casi). En 1947 se rodó en los estudios de la entonces recientísima televisión francesa una breve película de apenas unos 24 minutos que se llama Télévision: l’oeil de demain (Televisión, el ojo del mañana), que se puede ver en Youtube, y aunque no tiene subtítulos, vale la pena.* Es una especie de documental actuado; el director y guionista J.K. Raymond-Millet (1902-1974) se basó en parte en un ensayo de René Barjavel (1911-1985), novelista de ciencia ficción. Vale la pena ver la cinta completa, aunque al principio se dedique a describir el sistema de televisión que ahora parece arcaico. Pero luego está muy divertida, porque entre otras cosas tiene unas vistas muy bonitas del París de la segunda posguerra, tiene unos desnudos totalmente gratuitos pero que en el cine gringo (y mexicano) de la época habrían sido absolutamente escandalosos (y ahora políticamente incorrectos, claro). En un tono a ratos de comedia, se ve por ejemplo una sala donde unos señores policías (que fuman, ¡horror!) monitorean en pantallas la seguridad en las calles (igualito que el C-5). Y a partir del minuto 20 se puede ver una anticipación bastante escalofriante del celular (nada más que con antenita, como los primeros que hubo en los 90), y cómo la gente, clavada en ver los programas y noticias en sus pantallitas, choca por las banquetas, atraviesa la calle sin fijarse y hace todas las tonterías que ahora se ven a toda hora por las calles.-Descubrimiento en Quintana Roo. Especialistas de la Universidad de Misuri descubrieron en un gran sistema costero de cavernas y cenotes en Quintana Roo las primeras minas de ocre del continente Americano (y que también están entre las más antiguas del mundo), explotadas hace entre once y doce mil años, según prueban las herramientas encontradas ahí. Las cuevas, según los investigadores, habrían sido accesibles durante la última edad de hielo, que empezó hace unos 21 000 años; pero cuando terminó ésta, hace unos ocho mil, aumentó el nivel del mar y el sistema de cavernas quedó bajo el agua. Los buzos han conocido desde hace años esas cuevas, donde se han hallado restos humanos de primitivos pobladores de Yucatán, y no se sabía por qué, pero ahora se considera que eran mineros buscando vetas de ocre. El ocre es un mineral terroso cuya coloración va del amarillo al rojo y fue usado en muchas civilizaciones antiguas como pigmento para el cuerpo o pinturas; también se cree que servía como antiséptico, filtro solar y repelente de insectos. *https://www.youtube.com/watch?v=ieRQJ67IaOI**https://www.sciencemag.org/news/2020/07/underwater-caves-mexico-preserve-one-world-s-oldest-ochre-mines