Muy al margen de los acuerdos a los que se pudiera llegar o lo que se dejara de hacer en la Cumbre de las Américas que hoy concluye en Los Ángeles, California, por la importancia de la reunión -a pesar de las notables ausencias por diferentes razones- el desaire del presidente López Obrador fue una oportunidad perdida de proyectarse -con no sin razón- a nivel hemisférico y plantear sus puntos de vista en un foro que era ideal para ser escuchado con atención en todo el continente americano.Le damos la razón al ex embajador de México en Washington Arturo Sarukan, quien a media semana en una entrevista radial a nivel internacional dijo que la negativa del presidente a la Cumbre “es un autogol para los intereses de México a largo plazo en su relación con Estados Unidos”, además de sostener que el no aceptar la invitación de la Casa Blanca “es una emboscada política y diplomática para el presidente Biden”.La oposición en México se mostró contrariada también y coincide con Arturo Sarukan, en que “la ausencia de México, tendrá, sin duda alguna, costos políticos importantes en materia de política exterior y de integración comercial”, dijo la senadora del PAN Gina Andrea Cruz Blackledge en la sesión de la Comisión Permanente, agregando que “el presidente sigue sin entender que la mejor política interior es la política exterior”. Por supuesto que el desaire presidencial no provocará el rompimiento de relaciones, pero si vulnerara la relación entre ambos países, dejando mal parado a Biden y dándole más armas a los republicanos con quienes López Obrador se ha enfrascado en un enfrentamiento verbal, como ha sucedido en los últimos días con los senadores Ted Cruz (Texas) y Marcos Rubio (Florida).Para Joe Biden, quien enfrenta una desaprobación histórica -solo 39 por ciento de los ciudadanos reconocen su trabajo- tiene ‘una papa caliente’ en sus manos con el asunto migratorio; tanto con la reforma migratoria al interior, como con las caravanas de migrantes que van del exterior. Y para tratar de resolver parte de ese problema depende mucho de la asistencia que el presidente López Obrador, quien con la actitud que ha asumido, los desplantes que ha tenido y los mensajes subliminales que ha enviado a la oficina Oval, parece que no está de su lado.El futuro político de Biden y de su partido -Demócrata- con elecciones a la vuelta de la esquina, dependen mucho de que resuelva el tema migratorio, y con las volubles reacciones desde Palacio Nacional, el presidente estadounidense debe estar muy inquieto y preocupado.Biden en su mensaje de apertura de la Cumbre a la vez que señalaba que “la democracia está bajo asalto alrededor del mundo”, aparentemente envió un mensaje subliminal a López Obrador cuando dijo “nuestra región es grande y diversa, NO SIEMPRE ACORDAMOS EN TODO, pero como democracias tenemos respeto mutuo y diálogo”.La afinidad entre Biden y López Obrador siempre ha estado ‘sostenida con ganchitos’. Solo hay que recordar que cuando nuestro mandatario visitó en la Casa Blanca a Donald Trump ignoró completamente a los demócratas, quienes esperaban por lo menos un saludo diplomático. Y cuando Biden ganó la elección presidencial, el inquilino de Palacio fue de los últimos en enviarle una felicitación. Todos estos detalles -como el desaire de la Cumbre- quedan escritos en alguna parte, que en algún momento saldrán a relucir y vendrá una reacción, desafortunadamente con efectos negativos no sólo para el presidente mexicano, pero sí seguramente para México. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net