Algunas aerolíneas mexicanas no están cumpliendo con las especificaciones de mantenimiento y seguridad exigidas a nivel internacional, lo cual puede ocasionar que se les niegue el permiso de usar espacios aéreos de otros países. Las causas son evidentes, la pandemia ocasionó una caída espectacular en el uso de servicios aéreos, lo cual afectó a las compañías de todo el mundo, sólo que en México esa afectación parece que se manejó bajando los gastos en mantenimiento y, por tanto, en seguridad.Por otra parte, la saturación ya inmanejable del aeropuerto Benito Juárez, está produciendo situaciones graves que en días pasados pudieron ser trágicas. Es obvio que aún el personal más especializado acaba por agotarse trabajando bajo una tensión tan constante, a la vez que los pasajeros llegan a perder toda “comprensión” cuando los vuelos se retrasan uno tras otro, y encima, una vez separados de la puerta de abordaje, deben permanecer en pistas secundarias por prolongados espacios de tiempo, oyendo escusas que se piensa, solamente ocultan las causas verdaderas del caos.Que a la saturación se aúne la incapacidad, la imprevisión y el avorazamiento, es cosa que se advierte cuando en una sala de espera se comienzan a hacer ofertas para persuadir a los pasajeros de posponer su salida a cambio de tales o cuales beneficios, porque el vuelo está sobrecargado ¿y por qué dejaron que esto sucediera? Pero como somos un país paranoide, resulta que desde hace semanas se inauguró un nuevo aeropuerto, el de Santa Lucía, que sigue sin tener el uso que debe, porque las aerolíneas no creían que fuera a estar en tiempo y forma y por lo mismo no se prepararon para usarlo, o porque sus intereses se afectaron con la cancelación del proyecto de Texcoco, o porque la oposición es capaz hasta de echar a perder los mejores resultados, sólo por molestar, o porque no se han trazado correctamente las nuevas rutas aéreas en el espacio del valle de México, a lo cual se añaden todas las más amarillistas afirmaciones acerca de lo inviable que resulta el nuevo aeropuerto.No obstante, resulta que desde hace muchos años ese aeropuerto existía y operaba sin mayor problema, era un aeropuerto militar. De igual modo resulta que la Ciudad de México no es la única en tener dos aeropuertos, lo tienen igualmente Shanghai, Roma o Pekin; las ciudades de Nueva York y París, tienen tres, Londres tiene seis. La zona de Zurich, en plena región montañosa, tiene dos, ¿cuál es entonces el problema de que existan ahora dos aeropuertos en la Ciudad de México? ¿Ineptitud o grilla política?En todo caso habría que plantearse otro tipo de problemas que no se han resuelto, además del eficiente rediseño del espacio aéreo, como sería la conectividad rápida entre ambas terminales. Tratándose de más de cincuenta kilómetros de distancia, apenas un tren de alta velocidad podría resolver el reto, y conectaría con el tren a Toluca, ya en avanzada construcción. Poder desahogar la saturación actual, moviendo todo el transporte de carga al nuevo aeropuerto significaría un notable alivio, pero si ante toda nueva propuesta surgen de inmediato mil objeciones, lo único que queda claro es el imperio de la mala voluntad.armando.gon@univa.mx