Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Cosas pequeñas y extraordinarias

Por: Iván González Vega

Cosas pequeñas y extraordinarias

Cosas pequeñas y extraordinarias

Una niña de siete años se ve obligada a huir de su hogar porque la violencia mexicana se ha ensañado con sus padres periodistas. En su ciudad de origen vemos su recámara, llena de esos excesos que solo un niño feliz sabe reunir; luego vemos su cuarto en el extraño país al que se mudó, vacío, sin gracia ni encanto. 

La niña es Emma y es la protagonista de la obra “Cosas pequeñas y extraordinarias”, el emocionante trabajo del grupo Proyecto Perla Teatro, de la Ciudad de México, que ha visitado dos veces Guadalajara en los últimos años. La más reciente fue el fin de semana del 1 y el 2 de marzo, y llenó el Teatro Alarife Martín Casillas (recién saqueado: Emma no es la única víctima de la delincuencia) no solo porque ofreciera funciones gratuitas, sino porque su fama se ha extendido.

El trabajo escénico, pensado para niños y familias, es tan eficiente que el público nota desde los primeros minutos su magia, basada en la economía con que se emplean dos o tres recursos sofisticados y otros asombrosamente teatrales: un proyector con dos cámaras permite animar letras y rótulos o anilina en agua para dibujar el mar; dos mamparas sirven de pantalla del proyector pero también de puertas de una aduana; un vestido bien sujeto a la cintura convierte a una mamá mortificada en una niña de sonrisa irresistible; una abuela lejana nos lee a todos las cartas que nos recuerdan de dónde venimos.

Es una obra sobre la violencia, sobre el abandono de los ciudadanos y sobre la absoluta nulidad de las autoridades mexicanas. En la abierta militancia a favor de las víctimas descansa el objetivo de la obra (y, en la denuncia, una de sus escenas más complicadas, pero eso es otra cosa). Pero el espíritu de “Cosas pequeñas y extraordinarias” es una niña a la que el mundo ha derrotado.

Emma tiene suerte (y un encuentro milagroso que le devuelve la curiosidad y la aventura por buscar cosas pequeñas y extraordinarias en este mundo desalmado), y su recuperación quizá ayudará a que sus papás no se quiebren y sigan luchando. Pero a uno no se le oculta que muchísimos niños más no tienen esa suerte, y que muchísimos papás -y periodistas- viven solos el abandono y el miedo. “Cosas pequeñas y extraordinarias” no solo es un montaje meritorio, sino también un trabajo que da voz a campañas de las Naciones Unidas a favor de los refugiados y desplazados. No es un problema lejano: mientras muchos jaliscienses dejan sus hogares por causa de la vida criminal del país, muchas personas vienen a Guadalajara a buscar una segunda oportunidad.

Esta obra familiar cuenta una linda historia que los niños aplauden y celebran a carcajadas, pero también apela a que los adultos apostemos por una esperanza que depende de nuestra decencia: de una solidaridad activa que podría aliviar la soledad de las familias con desaparecidos y el miedo que tenemos a los migrantes. Como toda obra de teatro bien hecha, pide que nos miremos en esos seres humanos como nos miramos en la simpática Emma, y nos reconozcamos en ellos.

Si este espectáculo de Proyecto Perla Teatro vuelve a Guadalajara, no dude en ir a verlo.

ivangonzalezvega@gmail.com

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