El llamado de atención que hizo la semana pasada el Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) al Ayuntamiento de Zapopan y a su alcalde Pablo Lemus, por quitar atribuciones al contralor y dárselas al síndico, lo que sin duda debilita el órgano de control interno, además de que sirvió para que se diera la promesa de que este mismo mes quedará corregida esa pifia, puede servir para que ahora que se trabaja en la reforma 2.0 del modelo anticorrupción se ponga especial atención no sólo en las facultades de los contralores sino en la forma en que se designan.Salvo honrosas y casi únicas excepciones, los contralores son una figura que elige en toda la administración pública, en los tres niveles de Gobierno y en los tres poderes del Estado a nivel local o federal, el gobernante o titular en turno de cada dependencia. Eso provoca una implícita subordinación. Así las o los contralores lejos de cuidar el ejercicio honrado de los presupuestos públicos se convierten en los encargados de cuadrar y ocultar los desfalcos para congraciase con sus jefes políticos o no dejar la zona de confort que les da el cargo. Desde luego han existido casos en lo que llegan profesionales y expertos en la materia que gozan de buena reputación pública, pero que cuando aparecen casos de evidentes casos de corrupción que tocan a las altas esferas del poder, son presionados para no llegar hasta las últimas consecuencias. Ninguno de ellos ha renunciado como rechazo a esa manipulación y prefieren pagar con el desgaste de su prestigio y credibilidad, pero seguir en ese espacio de poder.La esperanza, pues, de que se ponga la primera barrera de contención para la corrupción y la impunidad en cada una de las oficinas públicas es tener contralores independientes que no sean nombrados por el poder en turno, con diseños institucionales que cuiden de cerca su actuar, para que se conviertan en auténticos vigilantes del gasto público y dejen de responder sólo a los intereses políticos de sus jefes.Los vicios ocurridos en Zapopan la semana pasada, contrastan con la buena práctica que en el caso de la Contraloría se hizo en Guadalajara.En el Ayuntamiento tapatío, desde su etapa de presidente electo, Ismael del Toro, pidió al Comité de Participación Social del SEA que le diera una terna para elegir tras ese filtro a su contralor, con lo que Enrique Aldana López se convirtió prácticamente en el único contralor independiente de Jalisco, que ya investigó y denunció a ex funcionarios municipales de la pasada y actual administración naranja.En la reforma 2.0 del SEA es obligado, pues, hacer las reformas necesarias para que sea por mandato de Ley que las y los contralores se elijan bajo el modelo Guadalajara.jbarrera4r@gmail.com