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Consulta, condenada al fracaso

Por: Rubén Martín

Consulta, condenada al fracaso

Consulta, condenada al fracaso

Era una iniciativa condenada al fracaso desde su concepción. Ahora los fríos números finales de la participación en la consulta popular sobre el pacto fiscal en Jalisco confirman este fracaso anticipado desde hace un año.

En total en ocho jornadas de votación (usualmente las consultas se realizan en un día) participaron 388,816 votantes mayores de edad y 61,132 menores. Para que la consulta fuera vinculante, se necesitaban dos millones 9,633 votos. Al final, los que votaron en la consulta representan apenas 6.3 del listado nominal de Jalisco y apenas 19.3 de los votos necesarios para que el ejercicio fuera vinculante. Es decir, apenas participaron uno de cada cinco votantes que necesitaba Enrique Alfaro Ramírez y su grupo para cumplir con los objetivos políticos que buscaban con esta iniciativa.

Por más que el gobierno de Jalisco pretende vender estos resultados como un “ejercicio histórico” y “ejemplo nacional” de participación, la consulta es un rotundo fracaso político para el grupo de Alfaro.

El fracaso de la consulta popular sobre el pacto fiscal no hace sino confirmar el mal momento político que vive el gobernador con una larga serie de derrotas que viene acumulando en el segundo semestre de 2021, dando como resultado que sus aspiraciones de figurar como líder opositor al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y eventualmente como candidato a la presidencia en los comicios de 2024, estén fracasando.

La historia breve de todo este entuerto que terminó en derrota es que ante los reclamos federalistas y al discurso victimista del gobierno de Jalisco de que el gobierno federal maltrataba al estado con un injusto reparto de los bolsa fiscal, López Obrador propuso que los gobernadores de los estados consultaran a sus ciudadanos sobre este tema, en octubre de 2020.  

Al gobernador de Jalisco y a su grupo político les pareció que era buena idea asumir el reto que les lanzaba el presidente y el 27 de octubre del año pasado, Enrique Alfaro declaró: “Vamos a iniciar a partir de este momento la ruta para hacer una consulta a los ciudadanos de Jalisco para saber si están de acuerdo en que nuestro estado permanezca en esta relación abusiva con la federación”.

Imagino que en ese momento los allegados a Alfaro le habrán lanzado una lisonja del tipo: “gobernador, eres un genio político”, esperando que el ejercicio de la consulta iba a volcar a los jaliscienses a su participación y que la iniciativa se convertiría en referente nacional y por lo tanto, afianzaría un liderazgo político nacional.

Pero no ocurrió ni una cosa, ni la otra. Las masas no se volcaron a la consulta, no fue un referente nacional, y Alfaro no resultó el genio político que le susurran colaboradores o analistas políticos zalameros.

Encarrilado en esa iniciativa inconsistente, el 13 de noviembre de 2020, Enrique Alfaro presentó al analista Enrique Toussaint como coordinador de lo que llamaron una “mesa o comisión ciudadana” que revisaría “con independencia y objetividad” la situación de Jalisco ante el reparto fiscal. El resultado se conocía por anticipado: esta mesa “ciudadana” terminó avalando una iniciativa política del grupo en el poder.

Finalmente se llegó a la convocatoria de la consulta popular por lo que se autorizó al Instituto Electoral y Participación Ciudadana los recursos que fueran necesarios para completar este ejercicio. El costo de las ocho jornadas de votación, desde el 27 de noviembre hasta el 19 de diciembre, costaron 29 millones de pesos.

A este gasto hay que sumar lo que gastó la “comisión ciudadana” y, especialmente, el costo de la movilización de votantes presionados y obligados a participar: los acarreados que siempre moviliza una estructura electoral como la de Movimiento Ciudadano. El costo de movilizar estructuras políticas cuesta millones de pesos. Sumando estos costos, en realidad el capricho de la consulta sobre el pacto fiscal costó decenas de millones de pesos, más allá de los 29 millones ejercidos oficialmente por el IEPC.  Las decenas de millones de pesos no fueron suficientes para convencer a los jaliscienses de participar.

Repito las palabras que escribí el año pasado al anunciarse la consulta: A la sociedad de Jalisco, esencialmente a la población más golpeada por la añeja crisis económica y la actual provocada por la pandemia, le preocupan problemas verdaderamente importantes como la violencia sistémica, que no desaparezcan nuestros hijas e hijos, el robo del patrimonio, los bajos salarios, la pérdida de prestaciones laborales, la vida futura tras la jubilación.

¿A quién diablos le importa un debate sobre el pacto fiscal? Sólo a los que simpatizan con la causa política del gobernador o de plano a los muy ingenuos. Por eso, la consulta fiscal estaba condenada al fracaso.

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