Buenos días. Ha pasado la elección. Seguramente todos los contendientes, partidos y candidatos, se habrán proclamado vencedores, sin embrago, solo uno por cada distrito, estado o municipio, alcanzará su objetivo. La contienda en las urnas concluyó, aunque algunos impugnarán el resultado ante las autoridades electorales. Ahora bien, dado que los tiempos de campaña pasaron, los que siguen deben ser de concordia y buenas maneras. Hay muchos problemas por resolver y cada uno de nosotros es necesario para superar el desafío que entraña alcanzar mayores niveles de desarrollo y compartir los dividendos que produce el esfuerzo colectivo de empleadores, trabajadores, intelectuales, estudiantes, personas al cuidado del hogar, obreros, artistas, en fin, de quienes reconocemos que México es nuestra casa y, para lograr la justicia social o el bien común, necesitamos orden, prudencia, tolerancia y amor.En múltiples regiones de nuestro país, la política ha dejado de ser el instrumento para lograr el entendimiento entre ciudadanos; es impostergable que se restablezca la armonía social. Tenemos que recuperar la confianza y el respeto entre nosotros, aceptando que no somos ni fifís ni chairos. Para ello, las autoridades políticas están obligadas a promover la conciliación. No podemos aceptar que nada, ni nadie, substituya en sus funciones al gobierno ni que la violencia y el miedo sean las vías para resolver los conflictos comunitarios o individuales.En pocos días habremos de conocer con certeza la nueva composición del Congreso de la Unión, gobiernos estatales, ayuntamientos y congresos locales. Esperemos que, por el bien del país, se logre un adecuado equilibrio entre las distintas fuerzas políticas que coexisten en los escenarios electorales federal y locales. Es tiempo también de que el Presidente se asuma como lo que debe ser: el vértice en el que coincidan todos los mexicanos de recta intención, el líder que conduzca las políticas públicas para alcanzar el bienestar de quienes poblamos México y que aleje de su cabeza ideas obsesivas, que lejos de favorecer la concordia, alientan odio y confrontación.Construir es un ejercicio que implica años, recursos, dedicación, tenacidad, cariño y compromiso: es la suma de innumerables factores; destruir, en cambio, solo requiere de un marro y una mentalidad antisocial. No se puede ir en contra de la rueda del tiempo, pues las manecillas del reloj giran de derecha a izquierda y caminamos con los ojos mirando hacia adelante; el pasado es irrecuperable, salvo como objeto de estudio, como referencia. Los mexicanos debemos despojarnos de muchos atavismos, complejos y deformaciones; para eso sirve la educación. Finalmente, el servicio público es una de las más nobles profesiones: atender al ciudadano, educar a los hijos del pueblo, preservar la salud de los mexicanos, limpiar nuestras calles, acuíferos, bosques y cielos, cuidar los dineros públicos, así como darnos seguridad, implica un enorme trabajo. Por eso, los mejores ciudadanos, los más inteligentes, preparados, trabajadores, honestos y limpios, deben integrar los tres niveles de gobierno. Ojalá que quienes ahora lleguen a esos espacios de privilegio sean merecedores de nuestra admiración y respeto.eugeruo@hotmail.com