17 de febrero de 2019. Segunda corrida de la Feria de Aniversario en la Plaza de Toros Nuevo Progreso, con una entrada de media en plaza. Bajo un Sol inclemente los toreros hicieron el paseíllo. El español Antonio Ferrera, y los mexicanos Octavio García “El Payo” y Diego Silveti, caminaron por el ruedo hasta el burladero de Matadores, mientras la banda de música tocaba Carmen, de Bizet, esa ópera taurina que se escucha en esta plaza antes de que comience la corrida de toros.Se lidiaron toros de la ganadería de La Estancia, afincada en Guanajuato, propiedad de Alejandro Martínez Vértiz Riquelme, la cual fue fundada en 1967 con 60 vacas y dos sementales de Zacatepec, y después se agregaron vacas de diversas ganaderías entre ellas la de Piedras Negras.Antonio Ferrera nos desconcertó, porque contrario a su manera habitual de torear, la tarde de ayer permitió que los toros fueran severamente castigados en la suerte de varas, menguándolos en su fuerza y embestida. Al primer toro, ya disminuido, lo toreó por la derecha, dominándolo con pases cortos, interrumpidos por la falta de embestida, lo que impidió que luciera la faena. Mató con estocada trasera y tuvo que descabellar. Con el segundo toro se repitió la historia, y a ese ejemplar, que era bravo, se lo acabaron en la vara, con la triste anuencia del torero. No sé si es miedo o gloria lo que pasa por la mente de los toreros que son figuras y que permiten que los toros lleguen con muy poco a la muleta. Además, contrario a su estilo, lo toreó con el pico de la muleta, muy lejos el hombre del toro, afeando cada pase. Se tiró a matar saliéndose de la suerte, pinchando. Luego clavó media estocada y el toro, demostrando su bravura, cayó peleando con la muerte. Silencio.Octavio García “El Payo” comenzó la tarde frente a un toro castaño, que también fue picado irresponsablemente tres veces, en una lidia desordenada y a pesar de que ya se había dado el aviso de cambio de tercio. Destacó en las tandas de derechazos, pero fue desarmado dos veces, ante la desaprobación del público. Mató con estocada caída y descabelló. Con su segundo toro, de nombre “Miracielo”, que mereció el arrastre lento, “El Payo” salvó la tarde. Lo toreó con verdad. Las tandas de derechazos soberbias hicieron que el torero disfrutara la faena, y se soltó. El público comenzó a emocionarse, la banda tocó un pasodoble mientras el torero, sabedor de que el triunfo era posible, sacó de su repertorio molinetes y pases de pecho que le valieron clamorosos olés y el aplauso del público. Sin embargo, cuando iba a matar, fue presionado por una parte del público que, ignorante, le exigía que toreara más. El torero se distrajo y clavó una estocada tendida, teniendo que estoquear de nuevo, perdiendo la oreja, aunque recibió una ovación.Diego Silveti destacó en su primer toro con unas verónicas a pies juntos, rematadas con media y un bonito quite por delantales. Sin embargo, en sus dos toros, aunque intentaba torear quieto, la faena era horizontal: sin emoción ni transmisión. Intentó matar al primero recibiendo, pero no pudo, y al segundo lo pinchó. Silencio.Al final de la tarde entre aplausos y las Golondrinas, el público despidió al juez de plaza Arnulfo Martínez, toda vez que la de ayer fue su última corrida con la investidura de juez. Ahora de vuelta al tendido, como un gran aficionado, y a seguir apoyando la fiesta desde otra trinchera.
