Lo que hizo el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, al estirar la liga hasta el final para la coordinación con el Insabi fue comprarse un poco de certidumbre para el futuro. Sí, comprarse, o bueno comprar para el Estado, o comprarnos futuro, da igual la conjugación; es una metáfora, pero funciona porque el bien más anhelado -por escaso- con la nueva estrategia federal en salud es el de la certidumbre. El sistema arrancó sin claridad sobre los mecanismos financieros, sin detalles sobre la coordinación con los sistemas estatales, sin respeto por lo adelantado o lo perdido en los estados.Y yo no sé ustedes, pero yo no veo las cosas muy cambiadas. El escenario que puso los pelos de punta a una decena de gobernadores sigue siendo el mismo: el Insabi sigue sin existir, los fondos para dar gratuidad siguen sin garantizarse y la centralización sigue sin mostrar sus reglas de operación.Pero al menos se compró un poco de futuro, nos dice Alfaro en un videomensaje oficial. El gobernador asegura que se negociaron favorablemente las plazas del personal de salud y que se flexibilizó el esquema de compras de medicamentos para que el gobierno estatal pueda intervenir en caso de que el gobierno federal no se dé abasto o se pierda el camión repartidor esa semana. El mandatario dice que eso ya quedó arreglado y que los detalles, la letra chiquita y el contenido completo de la negociación podrá conocerse después, ya luego… Mientras tanto, habrá que confiar en su palabra y agradecer, como él, a los negociadores.Suena bien, pero ¿está bien? El mensaje del gobernador es un recado político: intenta blindar las decisiones tomadas por su administración y explicar las razones por las cuales conviene al Estado sumarse a la coordinación y al nuevo esquema. Es valiente, hay que decirlo; prácticamente no hay políticos que salgan a explicar por qué cambiaron de opinión y qué ganaron. Sin embargo, la valentía no es suficiente. Los principales problemas con el Insabi no sólo están en los dos únicos puntos que destacó Alfaro en su video (plazas y compra de medicinas), sino en la viabilidad del napoleónico proyecto: la gratuidad universal.El gobierno federal ha destinado horas y días a sumar a los gobiernos estatales al sistema, pero no ha puesto un solo minuto a construir la viabilidad financiera que supla al Seguro Popular. Vale la pena recordar que el Seguro Popular era un mecanismo financiero, antes que un sistema de salud (y no, no lograba cobertura universal) y el Insabi es un mecanismo de coordinación centralizada, antes que un sistema de salud. Los sistemas de salud para atender a la población no derechohabiente los tienen principalmente, sí, adivinaron, los estados, y Jalisco el que más.Por eso la desconfianza y las propuestas alternas. Para no perder lo avanzado, para no navegar en la incertidumbre ofrecida por la utopía. Y por eso había que comprar futuro. Algo. Un microfuturo, mientras se disipa la bruma.