Para el gobernador de Jalisco las recientes consultas ciudadanas se han convertido en la plataforma perfecta para su validación, o eso es lo que parece que busca, pues al igual que otros tantos temas de la vida pública, todo debe tratarse de él.En la consulta para enjuiciar a ex presidentes, que impulsó el Presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 1 de agosto, votó el 4% de la lista nominal de Jalisco, que ronda los 6.1 millones de jaliscienses con credencial para votar.Seis meses después luego de que el gobernador de Jalisco impulsara su consulta por el Pacto Fiscal, anunció con bombo y platillo y como premio de consolación, que pese a no haber alcanzado el porcentaje para que esta fuera vinculante, se había superado la participación de la consulta por el juicio a ex presidentes.No, nadie le preguntó, pero según sus estrategias políticas esto bastaba para sustentar su ejercicio pseudo democrático, en el cual se obligó a funcionarios a llevar a las casillas a familiares y vecinos para votar por el "Sí", según corroboró este medio de comunicación en las cuatro jornadas en las cuales se llevó a cabo.En cuatro fines de semana y con todo y acarreos el gobernador de Jalisco reunió la participación del 6.4% del listado nominal de la Entidad.La nueva consulta impulsada por Andrés Manuel, que más sirvió como promoción a su imagen pública (y para mostrar el fervor de las personas que tienen miedo de que los apoyos que reciben les sean retirados), dejó en Jalisco la participación de 555 mil 899 ciudadanos y ciudadanas, es decir, el 9% de la lista nominal del Estado, cifra mayor a la alcanzada por el gobernador en busca de lograr el Jalexit.Y aunque el gobernador podía quedarse callado y no opinar al respecto, ni tarde ni perezoso volvió a hacer que la consulta se tratara de él y validara el fracaso del ejercicio impulsado a finales del año pasado.Acusó que mientras el costo por voto en Jalisco para la revocación de mandato fue de 200.94 pesos, mientras que el costo por voto para su consulta fue de 74.5 pesos, o sea pues, el costo del fracaso de su consulta fue más barato que el del ejercicio nacional.Incluso recordó que el costo para la consulta de revocación de mandato en Jalisco fue de 111.3 millones de pesos "proporcional al costo por las casillas que se instalaron", mientras que el costo de la consulta del pacto fiscal fue de 29.Pero no perdamos de vista que el resultado en ambos casos es el mismo: la inversión de millones de pesos que bien podrían haber sido invertidos no en otro tipo de consultas o proyectos en favor de la ciudadanía, para sustentar una figura y un partido político. Un nuevo símil entre el gobernador de Jalisco y el Presidente de México.Vale la pena aclarar que no se trata de desvirtuar las consultas ciudadanas, pues bien ejecutadas, son una gran herramienta para conocer las opiniones y preferencias de la ciudadanía y la hacen sentir parte de la toma de decisiones de las autoridades, como por ejemplo, la llevada a cabo en julio de 2017 respecto de la Ciclovía Marcelino García Barragán, la cual resultó a favor de la construcción de esta senda exclusiva, desde la pila seca en Tlaquepaque hasta la Plaza de la Bandera.Fuera de cómo hacer que todo se trate del Gobernador, y pese a que la participación de Jalisco en la pasada consulta por la Revocación de Mandato fue la más baja en todo el País, queda la esperanza de que, según los números presentados, el interés de participar en este tipo de ejercicios por parte de las y los jaliscienses vaya al alza con miras a que se le comience a tomar en cuenta.Sí, es utópico. Sin embargo, si los gobernantes siguen gastando el presupuesto en esta nueva forma de autopromoción que está por mucho, muy lejos de ser vinculante (y lo saben) y las autoridades encargadas la regulación de las mismas no toman cartas en el asunto para impedirlo, seguramente este tipo de ejercicios se verá desvirtuado y terminará por servir lo que sirvió en los ejercicios recientes: para no mucho, por no decir para nada.