Viernes, 29 de Noviembre 2024

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Cómo avanzó la peste

Por: María Palomar

Cómo avanzó la peste

Cómo avanzó la peste

Por estos días de por sí tan llenos de optimismo, y en vísperas de la invasión (ojalá atemperada por la pandemia) de las mentadas “catrinas” y otras cursilerías de reciente cuño por el estilo, pues seguro hay que estar a tono con “el aire del tiempo” y leer cosas que, si bien no son exactamente divertidas, más bien horrorosas, cuando menos dan esperanzas de nuevas pistas para luchar contra el mayor de los desastres actuales (que no son pocos ni de pocas clases).

Este mes de octubre se publicó un trabajo muy serio* sobre casos históricos de epidemias de peste bubónica hecho por científicos canadienses, el cual se espera que sirva a los especialistas para entender mejor cómo se difunden ésa y otras enfermedades epidémicas y pandémicas como la actual. 

La peste devastó Europa durante la Edad Media y el Renacimiento. Se calcula que en el siglo XIV la llamada “peste negra” causó la muerte de un tercio de la población del continente. Los estudios genéticos de restos óseos muestran que el agente causativo fue en todos los casos la bacteria Yersinia pestis (identificada a finales del siglo XIX por Alexandre Yersin, del Instituto Pasteur), pero no indican los patrones generales de la dinámica de su transmisión.  Lo que el equipo de científicos canadienses se puso a estudiar específicamente fue la documentación histórica, buscando determinar la aceleración en la transmisión de las epidemias en la ciudad de Londres a lo largo de más de trescientos años, entre 1348 y 1665.

Los especialistas de la Universidad McMaster de Ontario, dirigidos por el profesor David Earn, complementaron los estudios genéticos con fuentes históricas, demográficas y epidemiológicas de esos tres siglos, todas de la ciudad de Londres. Se revisaron archivos parroquiales, registros oficiales cuando los hubo y hasta testamentos. El análisis reveló un asombroso contraste en la dinámica de transmisión de la enfermedad: en el periodo renacentista se cuadruplicó la tasa original de crecimiento de los brotes. Si en el siglo XIV el conteo de contagios se duplicaba cada 43 días, en el XVII, en la llamada “gran peste” (1665-1666), se duplicaba cada once, como consecuencia del aumento del número de habitantes que vivían en la ciudad, en muchos casos en condiciones de hacinamiento. 

También concluyó el equipo canadiense que esa enfermedad no se contagiaba de una persona a otra, sino a través de las mordeduras de pulgas infectadas, que sólo podían viajar sobre el cuerpo de animales o personas, y los viajes eran entonces largos y lentos. Pero hay que tener también en cuenta la importancia del puerto de Londres y las muchas rutas comerciales que lo tocaban.   

El artículo de la revista estadounidense Proceeding of the National Academy of Sciences*, escrito por y para especialistas, es muy técnico y está lleno de cifras y fórmulas, pero el publicado sobre esa base por el periódico inglés Daily Mail** es mucho más corto y fácil de entender, y además tiene un breve video y muy buenas ilustraciones: mapas con rutas de transmisión y fechas de las epidemias, fotografías de tumbas de víctimas de la peste, estampas antiguas, etc. Todo muy a tono con la temporada.

*https://www.pnas.org/content/early/2020/10/13/2004904117

**https://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-8855405/Plague-illness-spread-FOUR-TIMES-faster-Londons-1665-epidemic-1348-outbreak.html

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