Esta semana miles de trabajadores de dos grandes empresas, una pública y otra privada, fueron convocados a votar para elegir de manera directa a sus dirigentes sindicales. Las dos elecciones muestran los claroscuros que definen en la actualidad al sindicalismo mexicano. La primera elección se celebró entre más de 72 mil trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) de entre un total de 89 mil sindicalizados, y en ella se impuso Ricardo Aldana Prieto; la segunda elección sindical se llevó a cabo entre los trabajadores de la automotriz General Motors asentada en Silao, Guanajuato, y en ella se impuso el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (Sinttia), que puso fin al dominio de más de 27 años de sindicatos pro patronales de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). El gobierno federal, a través de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), supervisó dichas elecciones y presumió que se dan en un nuevo marco de la Ley Federal del Trabajo, y además en el contexto de las regulaciones laborales emanadas del Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La elección del sindicato petrolero arrancó a primera hora del lunes 31 de enero y se llevó a cabo a través una aplicación que podía ser bajada en dispositivos móviles por cada trabajador petrolero que se inscribió para votar en la plataforma Sirvolab. En la contienda por la secretaría general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) participaron 25 candidatos y se impuso Ricardo Aldana Prieto, ex tesorero de dicho sindicato durante el largo periodo de control caciquil de Carlos Romero Deschamps, prototipo de los dirigentes sindicales charros y corruptos que han hegemonizado el sindicalismo mexicano desde el siglo XX y hasta la actualidad. A pesar del aval que desde la presidencia de la república se dio a esta elección, que incluyó pasarela de candidatos en la conferencia de prensa mañanera de Andrés Manuel López Obrador, el triunfo de Ricardo Aldana representa la continuidad del control del sindicato de Pemex de parte del mismo grupo que ha controlado, maniatado y saqueado esta organización. A pesar de que el presidente se deslindó del proceso señalando que no conoce a Ricardo Aldana y que en este gobierno ya no hay sindicatos de Estado, no sería extraño que en procesos tan importantes como la reforma energética en curso, el gobierno de la Cuarta Transformación requiera los servicios de control sindical de Aldana, que en realidad es el testaferro de los intereses de Romero Deschamps en este poderoso sindicato. En este caso, a pesar de las nuevas regulaciones laborales, a pesar de la supervisión y control de la elección al seno del sindicato petrolero, la imposición del viejo grupo caciquil representa una señal oscura para el sindicalismo mexicano.Caso contrario es el resultado de la elección del sindicato que tendrá el reconocimiento oficial y de la empresa, y por tanto del Contrato Colectivo de Trabajo en la planta de General Motors, en Silao. El sindicato de esta planta era controlado por organizaciones oficialistas ligadas a la CTM priista y al servicio también de los sucesivos gobiernos panistas. La elección en la planta de GM de Silao se llevó a cabo en dos jornadas el martes 1 y miércoles 2 de febrero. Al final se impuso, por amplio margen, el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (Sinttia) que obtuvo 4,192 votos de los 5,478 sufragios emitidos, lo que representa 76.5 por ciento del total de la votación. El sindicato independiente derrotó a dos organizaciones ligadas a la CTM, que obtuvieron 932 votos una y otra apenas 247, lo que subraya la alta representatividad que tiene este sindicato entre los trabajadores automotrices de dicha planta. El Sinttia es encabezado por una mujer, Alejandra Morales, quien tras darse a conocer el triunfo de su organización anunció que negociarán un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo en el que exigirán aumento salarial por arriba de la inflación, así como mejorar prestaciones como bonos mensuales de productividad, asistencia y puntualidad (La Jornada, 4 febrero 2022). Este anuncio es en sí mismo un cambio importante, porque indica un cambio de fondo en las relaciones obrero-patronales en México, donde usualmente los contratos colectivos son impuestos por la empresa y aceptados por los dirigentes sindicales charros, a cambio de una compensación que termina en sus cuentas bancarias. Los sindicatos que cuenten con verdadera representatividad negociarán a nombre de los trabajadores mejores prestaciones y derechos para todos. La elección de un sindicato independiente en GM de Silao refleja una claridad en el presente del sindicalismo mexicano. Pero se necesitan más luchas como las que dieron los trabajadores automotrices de Silao, para tener un sindicalismo verdaderamente democrático en México. rubenmartinmartin@gmail.com