No obstante que el Congreso de la Unión ya aprobaron la iniciativa propuesta de último momento como un transitorio de la reforma Judicial que se había venido trabajando conjuntamente con senadores, diputados, Poder Ejecutivo y los propios miembros de la Judicatura federal, aún no queda claro si se ampliará el periodo de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por dos años más (en la actualidad es de cuatro años), pero a juzgar por lo que se ha podido leer y escuchar en los últimos días… lo más probable es que quién sabe.A juzgar por los hechos y dichos del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se trata de un ensayo más con tintes de “chicle y pega”, tal y como sucedió en Baja California con la llamada Ley Bonilla, en donde también se pretendía ampliar por más tiempo el periodo de duración del gobernador electo del partido Morena, situación de inconstitucionalidad que finalmente se echó para atrás, pero que de acuerdo con los entendidos en el ámbito de la política, se trató de un “cáliz” para sopesar las reacciones de la sociedad y sus instituciones, para que llegado el momento y con una jurisprudencia de soporte, se autorizara la ampliación del mandato de AMLO “a petición de los votantes”.Aún cuando en ambos casos el propio Presidente ha dicho “con su dedito” y de mil maneras que se deberían de aceptar dichas iniciativas porque el pueblo es el que manda, nadie debe de estar por encima de la Ley, de ahí que hasta donde se entiende, el primero de los casos mencionados correspondió a la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación desecharlo, y para el segundo, el Consejo de Ministros dicha institución deberá de dictar los pasos a seguir, no obstante que se trata de una situación que les involucra directísimamente… por lo pronto habrá que considerar que el magistrado Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, habrá de excusarse de participar, toda vez que existe conflicto de intereses.Por todo ello me parece que se trata de una “jugada de distracción” de las que suele implementar el Ejecutivo federal cuando “le llega el agua al cuello” -recuerden que en Tabasco sí hay agua y más arriba del cuello-, pero al mismo tiempo se puede visualizar una estrategia del propio AMLO, para ir “tanteándole el agua a los camotes”, esto es, como para irnos acostumbrando a los rebases a la Ley y en su momento no haya crispación alguna cuando pretenda reelegirse o ampliar su mandato. APUNTEPor cierto, habría que puntualizar que ante los hechos, la actitud del magistrado presidente ha demostrado que no es tan “Lelo”, pues ha callado sin entrar al juego mediático.cuauhtemoc.cisneros.madrid@gmail.com