Lo que inició como un conflicto interno entre accionistas del equipo de beisbol Charros de Jalisco escaló a tal grado que en el seno mismo de esa organización nació el proyecto que, a una velocidad inédita, se convirtió en otro equipo del mismo deporte llamado Mariachis de Guadalajara que aún sin tener dónde jugar fue presentado la semana pasada, junto con el equipo Águilas de Veracruz por el mismísimo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, como los dos nuevos equipos de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).Esa presentación provocó nuevas diferencias internas en los propietarios de Charros, al grado que la pugna asomó públicamente cuando la semana pasada tanto el alcalde de Zapopan, Pablo Lemús, como el de Guadalajara, Ismael del Toro, salieron a mostrar su desacuerdo con que el nuevo equipo pudiera jugar en el Charro Park, argumentando que los términos del comodato con el que la autoridad municipal cedió el ex estadio panamericano de atletismo no lo permiten.Por eso el tema desbordó las oficinas de los dueños de Charros y es asunto espinoso ya en Palacio Nacional, en Casa Jalisco y, dicen, en los corporativos de dos muy importantes empresas tapatías, una del ámbito farmacéutico y otra del ramo energético, que según versiones de los accionistas en disputa, sus propietarios habrían sido invitados como inversionistas del nuevo equipo, al que ellos verían como el vehículo que los pudiera acercar a AMLO, y a través de su profunda afición beisbolera ayudarse a que se destraben los problemas que tienen en temas de ventas de medicina la primera, y de ductos de la segunda, que tienen con el gobierno de la 4T. Pero vayamos al inicio. Todo iba viento en popa en Charros con la dupla Salvador Quirate como presidente y accionista mayoritario, y Armando Navarro como vicepresidente y propietario de la marca, que desde 2014 junto con otro grupo de 10 empresarios regresaron exitosamente el beisbol a Jalisco al ingresarlo a la Liga Mexicana del Pacífico. La ruptura de esta sociedad vino en 2018 cuando Quirarte se convierte en accionista del equipo Astros de Basquetbol, sin invitar a ninguno de sus socios beisboleros. Estos le empiezan a reclamar las distracciones por su nuevo proyecto y otras inconformidades. Así empieza un enconado litigio judicial por el control del equipo, que han mantenido en sigilo pero que sigue a la fecha.Quien asume el control de Charros es Carlos Federico Valenzuela Gómez, de la empresa Dynamica, quien recibe el respaldo de los accionistas inconformes con Quirarte. Un factor clave para ello fue su cercanía con uno de los hijos de López Obrador. Ese apoyo se resquebraja cuando, junto con el empresario Rafael Tejeda Palacios, emprenden la aventura de Mariachis, sin haber un acuerdo con los dueños respecto al eventual uso del estadio para el nuevo equipo.Esos mismos accionistas de Charros leen en la negativa de Lemus y de Del Toro de prestar el Estadio Charros a Mariachis también en el hecho de que del proyecto de Mariachis nunca se socializó con el grupo alfarista que gobierna Jalisco y convirtieron lo que pudo ser un acercamiento en otro eventual motivo de choque en la más que tensa relación AMLO-Alfaro.Así, el conflicto Charros-Mariachis ha provocado un reacomodo de las partes en conflicto, que pudiera desactivar el pleito inicial, para reagruparse y negociar una nueva novena para Jalisco. jbarrerar@gmail.com