Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Changuitos y jirafas en el patio

Por: Vania de Dios

Changuitos y jirafas en el patio

Changuitos y jirafas en el patio

“Funar” es un verbo muy común en internet. Suele utilizarse de forma coloquial como sinónimo de desacreditar, demeritar, atacar o señalar a alguna persona o acción. En redes sociales funan y se está expuesto a ser funado, cuando se publica algo y hay quienes disienten y buscan exhibirlo públicamente.

¿Qué significa que ‘te van a funar’? “Es que todos se te van a echar encima con comentarios, te van a criticar y tirar hate (odio)”, me explicó un adolescente. Y eso fue lo que le pasó a la joven socialité Nirvana Hank: la funaron. 

La influencer de 24 años compartió un video donde muestra la jirafa que tiene en el patio de su casa, como si fuera su mascota, y una pequeña isla artificial de changuitos. En el clip, que ya fue borrado de TikTok, también deja ver un lujoso carrito de golf, una enorme escultura roja de un jaguar de colección y un grandísimo comedor con más de 20 espacios, del que dice “apenas y me caben mis hermanos”.

Nirvana Hank es hija de Jorge Hank Rhon, ex alcalde de Tijuana y dueño de la empresa de apuestas Caliente, fundador del equipo de futbol Xolos de Tijuana y quien ha sido señalado, entre otras cosas, por tráfico de animales exóticos. Ella es una de los 23 hijos del empresario (algunos son adoptados), y además sobrina del multimillonario Carlos Hank Rhon.

En sus redes sociales, la joven suele compartir videos hablando de su alcoholismo y rehabilitación, la experiencia de estar internada en una clínica de adicciones o anexo; sus pensamientos suicidas desde pequeña y su desorden alimenticio, así como la muerte de su mamá hace una década… En sus publicaciones también muestra su gusto por la equitación, sus competencias y sus caballos, sus viajes por el mundo y, en general, su estilo de vida. Y aunque en Instagram hay imágenes con más de 25 mil likes o “me gusta” o videos de su TikTok con más de 12 millones de reproducciones, ninguno había trascendido tanto como el de los changuitos y las jirafas en el patio. Y no, no es cosa menor. Es grave. 

Compartir parte de tu vida en redes sociales -seas quien seas- te expone al escrutinio de propios y desconocidos. Compartir un video mostrando la opulencia en que se vive, en un país con más de 46 millones de personas en pobreza (9.1 millones sin saber si tendrán qué comer mañana), por supuesto que iba a generar reacciones de indignación y molestia, y también con trascendencia en su entorno.

Con su publicación volvió a poner los focos sobre su papá, cuestionando la riqueza de su familia y reviviendo un historial de escándalos por presunta corrupción, homicidios y posesión de armas; al tráfico de animales exóticos, ahora se suma la legalidad de tener en su propiedad changuitos y jirafas en cautiverio.

En sus redes sociales cada quien puede publicar lo que le venga en gana, sabiendo que en esa libertad también viene una responsabilidad, en cualquier ámbito. Hay quienes utilizan Facebook, Instagram, TikTok, X, Linkedin o Pinterest (o cualquier otra plataforma) para posicionarse o empujar algún tema, llegan buscando votos y simpatías o abanderando una causa, se hacen intelectuales o graciosos, hay reflexivos u osados y provocadores, algunos más simplemente están como observadores… Ahí podemos toparnos con información sumamente valiosa, que aporta a nuestra vida y a la sociedad, o simplemente con frivolidades, asuntos superficiales y banales, a veces desde el privilegio. El meollo es que hay temas que son tan sensibles que invariablemente generarán una reacción: te aplaudirán o señalarán y juzgarán cientos o miles de personas, gran parte desconocidos.

“Si yo fuera amiga de Nirvana Hank le habría dicho ‘te van a funar, borra eso. Mejor haz uno de tu alcoholismo tipo soy Nirvana Hank y claro que rechazaré tu chocolate envinado’, escribió en X (antes Twitter) la usuaria @DahliaBat.

Quizás la joven buscaba likes como parte de una aceptación colectiva en el mundo digital, y lo que consiguió fue una sanción social: la funaron. La convivencia humana de millones de personas hoy se basa en esas redes sociales, donde todo comunica. Las redes llegaron para quedarse y son una jungla digital. Entendamos su dinámica para no ser funados. Exhibirse implica riesgos.

Instagram: vania.dedios

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