Lunes, 25 de Noviembre 2024

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Cero y van dos que no pueden con la bestia de 100 cabezas

Por: Cuauhtémoc Cisneros Madrid

Cero y van dos que no pueden con la bestia de 100 cabezas

Cero y van dos que no pueden con la bestia de 100 cabezas

Los que decían que sí sabían como hacerlo se han tenido que topar con una realidad muy distinta a la de los discursos, al grado de que ya son dos los amigos y/o aliados del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que han optado por renunciar a la titularidad de la Administración General de Aduanas (AGA), y obligado al Ejecutivo a buscar a un nuevo responsable en menos de dos años, porque según sus palabras, se trata de una bestia de 100 cabezas, por lo que reconoció -raro en él- que “lo de aduanas es una asignatura pendiente, que no hemos podido limpiar”.

Tras la salida de Ricardo Peralta, actual subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, se integró Ricardo Ahued Bardahuil, trásfuga del PRI, senador de la República por el Estado de Veracruz (solicitó licencia al escaño), quien se ha venido desempeñando en cargos político-electorales desde hace tres lustros, y otros tantos en representaciones del sector privado, pero ahora le ha pedido a su amigo AMLO regresar al Senado, tal y como lo hiciera en su momento el anterior Director General del IMSS, Germán Martínez Cázares, desertor del PAN, quien seguramente al ver el alud que se venía, prefirió -también- regresar a la comodidad de su escaño.

Para darnos una idea de la importancia de las aduanas, habría que decir que el país cuenta en total con 49 aduanas en el territorio nacional (19 en la frontera Norte, dos en la frontera Sur, 17 marítimas y 10 interiores), mismas que dependen del Servicio de Administración Tributaria (SAT), o sea:  Raquel Buenrostro, conocida como una de “las manos de hierro de AMLO”. La Dirección General de la AGA es un nombramiento que requiere ser ratificado por el Congreso.

Así, tal y como ha venido sucediendo en otras áreas del sector público, en donde “gente buena” -según AMLO-, pero improvisada, ha tenido que “tirar la toalla” porque como aseguran en las pláticas coloquiales de los mayores de mi pueblo: no es lo mismo “tirar la piedra y esconder la mano, que agarrarle la mano al tirador y hacerle manita de puerco para que se porte bien”; o lo que es lo mismo: “de lengua me como un taco”, sobre todo si es en campaña.

APUNTE

Le doy la razón a AMLO en aquello de que la Aduana se equipara a una bestia de 100 cabezas, pues me tocó experimentarlo desde la Secretaría de Turismo federal en el “Programa Paisano”, en el cual pude colaborar en la Coordinación Nacional durante cerca de siete años, y encontrarme con jefazos aduaneros cuajados en joyas, que obviamente no podrían haber adquirido con su bien remunerado salario, pero que cínicamente aseguraban que se trataba de regalos por el buen servicio prestado.

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