¿Quién puede juzgar cómo debe ser un proceso de duelo? Nadie. De las famosas cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación -hay terapeutas que agregan otras tantas de acuerdo al duelo que se viva- ni siquiera experimentándolas todas hay garantía de sanación. Hay a quienes les toma una vida reconocerlas y caen más de una vez en alguna de ellas, otros viven en duelo eterno con la herida abierta.Es por ello que la semana anterior la colombiana Shakira se convirtió en tema de conversación en todos los ámbitos, pues en el último año se ha abierto el canal para externar -léase también “limpiar y exhibir”- una década de vida que sigue escribiendo capítulos involuntarios. La ruptura con su ex pareja, Gerard Piqué, se ha narrado en los temas: “Te felicito”, “Monotonía” y “BZRP Music Sessions #53” y su vida ha estado más expuesta que nunca desde entonces.¿Pero por qué es un tema de conversación? Porque en los últimos días todos hemos tenido contacto con la criticada canción: las notas al respecto, el análisis semiótico, vocal, musical, económico y hasta legal. Todos podríamos agregar uno más. Y uno de los puntos más ásperos ha sido considerar el tema y a la interprete como “himno y bandera” del empoderamiento femenino. ¿Feminista? Eso dependerá del diccionario de cada quien y de las mujeres que se sientan representadas o no. La intérprete no se ha colocado un gafete de esa índole, pero más allá de ser una cantante de fama internacional, es una mujer como muchas otras que a su manera tuvo que lidiar con la infidelidad de su ex pareja y la relación actual que éste tiene con una chica más joven, todo en las puertas de su casa. Shakira puede y lo hace abriendo la Caja de Pandora, exhibiendo el momento personal que vive, con todos los efectos que conlleva. Y a partir de ahí comenzó a rodar la bola de nieve al punto de que se especula sobre una posible disección de la Agencia Kosmos, la empresa de Piqué, y sus socios comerciales que no han parado en España. Ya perdió a los primeros: La Copa Davis. Todo por una canción.A diferencia de muchas mujeres, la intérprete está acompañada de un equipo enorme que, de manera simultanea, la cobija y la protege de cada embate. No hay flanco descubierto, y eso le permite a ella enfocarse en lo que le importa: su música y su familia. Los demás trabajarán en todo lo que la rodea, lo que le da la ventaja que a muchas no.Llevando la realidad de la colombiana a la mínima expresión, no es distinta a la de millones de mujeres. Tiene que tolerar dolor y violencia, sólo que por su condición de figura pública pareciera que no sufre los mismos efectos.Ojalá todas las mujeres que tienen que lidiar con un duelo y la responsabilidad de los hijos por ellas mismas tuvieran esa posibilidad, lamentablemente no todas cuentan con un aparato legal a su disposición para llegar a los acuerdos que protejan sus derechos y los de sus hijos e hijas, y aparte lidiar con el entorno. Pero hay que tomar en cuenta que ella, como todas, también lloró su dolor y todos lo vimos; sin embargo, encontró la manera de hacerle frente de la forma que mejor sabe hacerlo y también supo facturarlo.¿Y si este fenómeno musical -ya mañana vendrá otro- nos sirve para observar un poco más de cerca las necesidades de las mujeres y hombres que atraviesan un duelo en el mundo? ¿Y si esta etapa personal sirviera para crear fundaciones como hiciera al inicio de su carrera con Pies descalzos a favor de la educación de los niños en Colombia, pero para brindar apoyo legal a las mujeres? Es así, con una sola idea y mucha voluntad, como se logra la sinergia que hace cambios en las sociedades. Mientras Shakira sigue sumando millones de reproducciones y descargas del tema, ya veremos en esta saga de la catarsis a dónde llegan sus efectos.