¿Qué harías si descubres a otro igualito o igualita a ti? Carmina denunció.Hace un mes, un amigo la alertó: “Creo que te están robando tus fotos para pedir lana”. Descubrió que había otra Carmina en Instagram. Una cuenta espejo con su misma imagen de perfil, sus mismas fotos e historial, y activa con publicaciones. La única diferencia entre la Carmina original y la falsa -yo entrevisté a la auténtica- es un guión bajo. La sorpresa no paró ahí. Había otra cuenta clon en Facebook. Y en el muro de la Carmina falsa aparecía un álbum con fotos que no eran públicas de un viaje a Londres en 2018. Supe de Carmina hace un mes cuando leí sus mensajes pidiendo a otros usuarios que denunciaran las cuentas falsas. Esta semana me sorprendió encontrar en redes otro mensaje insistente de Carmina: ayúdenme a reportar. No soy yo. Me clonaron. Escribió a Instagram y Facebook para denunciar las cuentas clonadas. Sólo Facebook le respondió (y qué respuesta). El modus operandi es sencillo. Agregan a los contactos de Carmina y los invitan a invertir en un negocio de bebidas alcalinas, Smart Soda, con ganancias de hasta 20 mil pesos mensuales por máquina. Sólo piden un depósito de dinero. “Lo están usando para engañar, me dice Carmina, “no digo que extorsionar, pero sí para engañar”. Hace un par de semanas Carmina consiguió el contacto de una especie de policía cibernético. En cuestión de horas los perfiles falsos desaparecieron. Pero algo pasó porque la Carmina falsa regresó dos días después a Instagram y Facebook “exactamente igual”. Las cuentas continúan activas con nuevos post. Después de montones de mensajes a Facebook, apenas hace diez días le dieron el veredicto final sobre su caso. Mientras tanto, la vida digital continúa. ¿Cerrar sus cuentas? Ha sido una opción, pero decidió aguantar porque una de sus tías comenzó a darle like y comentar las publicaciones de la Carmina falsa. “Eso sí se me hace peligroso porque muchas personas que me conocen pueden no ser hábiles en el uso de estas redes y carecen de la malicia para distinguir un perfil falso”. Carmina no es una nativa digital, pero tampoco una amateur. Ha hecho carrera como profesora y promotora en el mundo de la innovación y el emprendurismo. Tiene un posgrado y una fundación en donde ofrece talleres y asesorías a emprendedores. Vaya paradoja: apenas iba a relanzar su marca personal en redes. De hecho, me contó que conoce las oficinas de Facebook en la CDMX, pero no ha podido resolver su problema con sus contactos allá. El que sea una empresa transnacional, con un organigrama “exótico”, hace imposible hablar con un “responsable”. Es como si la compañía fuera sólo algoritmos y código binario; cualquier sentido de realidad del otro lado se diluye en una burocracia digital infinita. “Realmente no hay nadie que te dé la cara”, reflexiona Carmina, “son empresas ya como inalcanzables”. Hasta ahora ningún conocido ha caído en la estafa, pero Facebook se negó a eliminar a la Carmina falsa. El veredicto de la red social está redactado con la frialdad de un algoritmo: “Revisamos la publicación y, aunque no infringe ninguna de nuestras normas comunitarias específicas, hiciste lo correcto al informarnos sobre ella. De todas formas, entendemos que pueda resultarte ofensivo o de mal gusto, por lo tanto, queremos ayudarte a que veas menos publicaciones de este tipo en el futuro. Puedes bloquear a Carmina HR Torres o puedes eliminar a esta persona de tu lista de amigos o dejar de seguirla”. jonathan.lomelí@informador.com.mx