Por fin parece que se va a poner algo de orden en el transporte de carga que ingresa a la ciudad. No es un tema sencillo pues Guadalajara es a fin de cuentas el centro económico del Occidente del país y eso implica una logística no solo para alimentar y proveer a los cinco millones que vivimos en la Zona Metropolitana sino a la industria y comercio que produce y comercializa desde aquí para lugares inimaginables en todo el mundo. Esto implica cerca de 70 mil vehículos de carga que todos los días en la ciudad (si lo ponemos en “ringla”, como dice mi amiga Silvia, llegarían hasta Oaxaca) entran o salen por los siete accesos carreteros, mismos que conviven con decenas de miles de automovilistas que viven en los alrededores de esos mismos accesos carreteros con el riesgo que ello conlleva.La primera medida de ordenamientos, que se venía discutiendo desde hace al menos cinco años, es prohibir la circulación del transporte de carga en esos siete accesos de 6 a 9 de la mañana tomando como límite lo que hoy es el Macrolibramiento y una prohibición total a los llamados doble remolque que no podrán entrar a ninguna hora del día. La medida tiene dos grandes beneficios: el primero, por supuesto es evitar accidentes, que por lo dispar de los vehículos suelen ser graves, y segundo reducir el trafico en la hora pico no solo de movilidad sino de contaminación.Otra medida será la prohibición, en toda el Área Metropolitana de Guadalajara, de los llamados espectaculares móviles, camiones equipados con una cartelera que circulan a baja velocidad para que alguien, sea peatón o automovilista, pueda verlos. Esta forma publicitaria surgida hace 20 años tiene un efecto sumamente perverso sobre la circulación y la contaminación ambiental y visual. Nadie los va a extrañar.Lo que sigue, de acuerdo con el plan, es arreglar los accesos carreteros y el Periférico, vialidades que dejaron de ser lo que eran, el inicio del campo, para convertirse en avenidas primarias de la Zona Metropolitana y que tienen que ser tratadas como tales, esto es, que tengan todos los servicios de una calle urbana: banquetas, iluminación, arbolado, accesibilidad universal, etcétera (y de pasada limpiarlos de espectaculares; a estos tampoco los vamos a extrañar).Todo suena perfecto, pero falta que este proyecto esté atado a los planes parciales de desarrollo. La tentación de los municipios que tienen tierras en los linderos de las carreteras será convertirlos en zonas habitacionales para generar ingresos por urbanización. Lo peor que nos podría pasar es que el arreglo de los accesos carreteros provoque la expansión discontinua de la ciudad, que se siga urbanizando por manchas irregulares en lugar de redensificar la Zona Metropolitana al interior del Periférico. Ahí es donde hay que poner el ojo.(diego.petersen@informador.com.mx)