En Jalisco hay alrededor de 3 mil 600 camionetitas con una antigüedad de dos a tres décadas usadas para tareas productivas. Todas deberán someterse a la verificación vehicular.Se trata de carcachitas cuyos modelos oscilan entre los años 1989 y 1999, según datos del Gobierno estatal. Son vehículos usados mayormente por pequeños negocios como carnicerías, tianguis y oficios técnicos como plomería, carpintería, mantenimiento e instalaciones.La semana pasada publiqué la columna “El costo de limpiar el aire”, en donde planteo el siguiente dilema:Mejorar la calidad del aire con un programa de verificación vehicular implica que muchos autos chatarra, aunque son la principal herramienta de trabajo para muchas familias, tendrán que dejar de circular por ser muy contaminantes.Entrevisté a Luis García Sotelo, secretario de Hacienda de Jalisco, y aclaré varias dudas. Lo destaco porque el sexenio pasado fue imposible conseguir entrevistas para medios y periodistas críticos. Espero que esta disposición se mantenga durante todo el sexenio. Los temas públicos requieren transparencia y apertura.El titular de Hacienda confió en que el número de automovilistas que acudan a verificar este año llegue al 90% del padrón vehicular gracias a la estrategia 3X1 del Gobierno estatal, en donde el pago de 900 pesos por el refrendo vehicular incluye la verificación y el reemplacamiento.Parece una cifra optimista si consideramos que en el histórico, el porcentaje de verificación más alto alcanza apenas el 20%. Sin embargo, el número de cumplidos aumentará, sin duda, al ser la verificación “gratis” a través de un subsidio.En la estimación del Gobierno estatal, el 75% de los 2.7 millones de vehículos llamados a verificar en Jalisco pasarán en la primera prueba. Del 25% que reprobará, alrededor de la mitad acreditará en la segunda revisión.De modo que cerca del 12% del parque vehicular deberá afrontar una tercera prueba. En ese universo se encuentran las 3 mil 600 carcachitas que representan menos del 1% del padrón.Para ellos, me explicó García Sotelo, habrá una estrategia basada en al menos tres programas de apoyo focalizados para personas que demuestren que usan sus unidades como herramientas de trabajo.El primero, con asistencia técnica y mantenimiento para hacer las reparaciones a los vehículos. El segundo, para la corrección de motores como la adquisición de convertidores catalíticos. Y el tercero, en última instancia, para la compra de una nueva unidad.García Sotelo prevé que en agosto o septiembre tendrá un primer estimado de autos reprobados para, ahora sí, determinar los subsidios y presupuesto necesarios para el próximo año.El mapa de vuelo parece claro. Veamos qué dice la realidad cuando el próximo año sea necesario plantear un equilibrio entre sustentabilidad ambiental y justicia social.