Imagínese despertar una mañana y descubrir que la calle donde vive cambió de nombre. Y nadie le avisó. En una pared quedó el letrero con la nueva nomenclatura, y dice: Calle Me canso ganzo (así, con Z, aunque lo correcto es con S). Y se entera que la colonia también fue renombrada, ahora se llama Cuarta Transformación. Hasta el Código Postal fue modificado.Así cerraron el año los vecinos del municipio de Tultitlán, en el Estado de México: con la sorpresa de que el Ayuntamiento fusionó dos colonias (con más de 30 años) para rebautizarlas, junto con unas 40 calles, con nombres alusivos al movimiento que fundó el ex presidente Andrés Manuel López Obrador.La Calle Fresno, por ejemplo, cambió a Calle Aeropuerto Felipe Ángeles; metros más adelante otra vialidad ahora se llama Calle Revolución de las Conciencias, también está “Internet para todos” y “Salario Mínimo”; sin que falte “Mexicana de Aviación”, “Jóvenes construyendo el futuro”, “Tandas del Bienestar” y hasta “Fertilizantes para el Bienestar”.Los habitantes dicen que la nueva colonia se ha convertido en burla nacional, pero a ellos ninguna gracia les ha hecho. No solo porque, aseguran, nunca fueron consultados ni tomados en cuenta, sino por todos los problemas que conlleva: ahora se verán obligados a hacer trámites para modificar la dirección de identificaciones oficiales, documentos bancarios, telefónicos y de servicios.Los reclamos y protestas de los vecinos, que incluyeron arrancar los nuevos letreros color guinda, terminaron hace unos días con un enfrentamiento a pedradas con policías municipales. Atribuyen el cambio de la nomenclatura a la ex Alcaldesa Elena García Martínez, hoy diputada local del Estado México, como un gesto a la Administración del Gobierno federal.Los habitantes de la nueva colonia Cuarta Transformación quieren que les regresen los nombres originales a sus calles y que ambas colonias vuelvan a llamarse Fimesa y El Paraje. El dinero que se gastó en las placas metálicas con la nueva nomenclatura seguro habría sido bien recibido si lo hubieran utilizado en arreglar las polvosas vialidades, no en rebautizarlas.Pareciera que está de moda cambiarle el nombre a espacios públicos y zonas comunes, recordemos que recientemente -en lo que pareciera un arranque egocéntrico- el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, vociferó que cambiaría el nombre del Golfo de México a “Golfo de América” (algo para lo que necesita el consenso de nuestro país y de Cuba). Y ya vimos que en México no nos quedamos cortos. Esperemos que después alguien no tenga la brillante idea o iniciativa de rebautizar un Estado o modificar la bandera nacional.Al menos en la nueva colonia Cuarta Transformación no dejaron entre la nomenclatura las calles “Lo que diga mi dedito” o “Abrazos no balazos”.
