Iba a celebrar el aumento de presupuesto a la Comisión de Búsqueda de Personas en Jalisco porque vi al gobernador Enrique Alfaro entregando camionetas, 12 autos y tres vehículos todoterreno. Lo escuché además, hablando de los esfuerzos y de los 447 millones que hay este año y pensé, qué maravilla, algo es algo y no seré yo la obtusa que crea que no se requiere más dinero, más atención y más equipo para entrar al agujero negro que se ha abierto en nuestra dimensión cotidiana.Pero lo pensé dos veces y me percate de que en el fondo esto de tener más equipo, más pesos y más esfuerzos es tremendo porque la realidad está tan cruelmente distorsionada, que ya empezamos a felicitarnos por la profesionalización a la que nos ha llevado la desaparición de personas. Es una cosa espeluznante. Hoy contamos con una Ley General de Desaparecidos. También tenemos fiscalías especializadas en cada estado para la búsqueda, dependencias que dan acompañamiento psicológico ante la ausencia, grupos de la sociedad civil que saben cómo usar un pico con un gancho final para determinar si hay cuerpos bajo la superficie. Gente que ha desarrollado un olfato para distinguir aromas putrefactos.También tenemos una Comisión Nacional de Búsqueda y también nos felicitamos porque este año tiene más del doble de recursos que en 2019, para llegar a 720 millones de pesos que destinamos como sociedad a buscar a nuestros muertos y a nuestros vivos.Hay un registro nacional de personas desaparecidas que se atoró a mediados de 2019 y que en marzo, con los datos de todos los estados, nos actualizará la última cifra que ya superaba los 40 mil.Tenemos peritos, expertos en DNA y grandes dibujantes de rostros en los distintos sistemas de búsqueda que hay en los ámbitos estatal y nacional. Tenemos bases de datos de desaparecidos, bases de datos de DNA y páginas elaboradas por ilustres y destacados periodistas que empezaron registrando el dolor aislado y hoy tienen la mejor información nacional sobre fosas, personas encontradas y personas desaparecidas por estado, región, municipio y país.Nos hemos profesionalizado en el horror. No hay de otra, claro, las heridas deben ser atendidas y cada vez somos mejores para quitarles la pus, para coserlas, para limpiarlas. Tenemos mejores gasas, más antisépticos, más conocimiento. ¡Pero lo malo es que no dejan de llegar heridas nuevas! ¡No deja de crecer el agujero negro por el que perdemos a miles de mexicanos!Sí, hay que reconocerle voluntad al gobernador para prestar atención presupuestal a la Comisión de Búsqueda de Personas, aunque aún haya cosas que exigirle. Hoy hay más recursos, y eso es bueno. Sin embargo, no perdamos de vista lo doloroso que es que estemos profesionalizándonos en el horror. Si perdemos de vista eso, vamos a perder la meta. La meta es cerrar el agujero negro y detener el fenómeno. La meta no es encontrar cada vez más rápido a cada vez más desaparecidos.