Para empezar por el principio, y un día antes de irnos a dar el grito a El Ranchito en La Oscurana de Tapalpa, hicimos una visita guiada al Centro Cultural Universitario de la Universidad de Guadalajara (CCU) motivados desde que platicamos hace un par de meses con Pedro Martínez Negrete, quien nos motivó para conocerlo. En la Ciudad de México convoqué a Rodrigo Johnson, director de teatro y a Diego Sosa, recién doctorado en Londres en Dramaturgia, para que el jueves pasado Ana Mendoza, directora de Relaciones Públicas nos guiara por todo el CCU.Empezamos en la sala de exposiciones en la planta baja con la Biblioteca con Tutankamón: la tumba, el oro y la maldición, donde pululaban los estudiantes divertidos con las antigüedades de Egipto y la figura enigmática del Faraón, quien reestableció la religión politeísta y al morir lo cubrieron de oro, mimetizado por el Sol que con sus rayos quema.Sin duda alguna, con la infraestructura que tienen en el CCU, Guadalajara ha marcado un parteaguas no sólo en las artes escénicas, sino en los recursos culturales como la Biblioteca Pública Juan José Arreola, en donde cuidan, ordenan y permiten el accesar al acervo Estatal y a la colección de don Jorge Álvarez del Castillo, no sólo de libros modernos, sino de los tesoros del Renacimiento europeo y Virreinato en la Nueva España, con joyas como vimos algunas de las versiones del Quijote de la Mancha, incluyendo la ilustrada por Salvador Dalí.Lo más notable es la calidad de la infraestructura que han instalado en cada uno de los edificios como en la Biblioteca o en el Conjunto de Artes Escénicas, en particular en las tres salas incluyendo la sala de conciertos Plácido Domingo construida, tanto acústica como escenográficamente hablando, como no conozco otra en México o en el Mundo, cosa que ustedes lo podrán juzgar si asisten al próximo concierto que se organice, en donde podrán comprobar la calidad acústica y visual con la que ha sido diseñada y que se puede modular según se trate de un concierto sinfónico, una ópera, una orquesta de cámara o un solista al piano.Nos quedamos con la boca abierta.Hay otras dos salas o ‘cajas negras’ (black-boxes), escenarios que se pueden adecuar según las necesidades de la producción teatral o de musical, considerando los aforos correspondientes según la obra, es decir, la caja negra se hace al tamaño y forma que se necesite.Cruzamos la Plaza del Bicentenario como los teatros griegos, en donde podrán ver al aire libre obras de teatro o películas proyectadas en la mega pantalla que tienen a tiro de piedra.La Librería Carlos Fuentes está viva: ese día, estaban los estudiantes pululando entre sus estantes, mientras Carlos Sepúlveda, su gerente, nos daba un panorama del acervo y, a un lado, el salón estaba lleno para la presentación de un libro o la conferencia o lectura del día como ese jueves 13 tocaba la reunión quincenal del Club de Lectura coordinado por Víctor Ortiz Partida, quienes iban a conversar sobre Confabulario de Juan José Arreola celebrando su aniversario.El Centro de Instrumentación Transdisciplinaria y de Servicios cuanta con un microscopio atómico y otros aparatos únicos en México que ofrecen servicios a la industria y a los servicios médicos regionales, demostrando que la ciencia también es parte del ‘acervo cultural’.Nos explicaron lo que tendrá el Museo de Ciencias Ambientales que está en construcción y del que no hay otro en México para conocer y apreciar los conceptos de la sustentabilidad a partir que lo terminen en 2020.Fue una visita asombrosa, confirmando así, el lugar que ocupa Guadalajara en las artes, la cultura y la ciencia, ahora que tiene cinco millones de habitantes y esta infraestructura y masa crítica de las artes escénicas, para que sus habitantes disfruten con lo mejor de lo mejor, entre libros y en cualquiera de las manifestaciones artísticas.(malba99@yahoo.com)