Si la actual Orquesta Filarmónica de Jalisco es buena y la asistencia al primer concierto de la Segunda Temporada 2018, la noche del jueves en el Teatro Degollado, fue floja –unas 200 personas, cuando podrían ser mil—, algo anda mal...A reserva de que mejoren significativamente en las próximas sesiones, vale aventurar la hipótesis de que el talón de Aquiles está en los programas. Cuando en temporadas recientes se han incluido obras de repertorio –el Concierto para Piano No. 4, de Beethoven; la Sinfonía “Patética” de Tchaikowsky o el Concierto para Piano No. 1 de Chopin, por recordar ejemplos recientes—, ha habido llenos en la sala. Indicio de que, sin perjuicio de que se programen obras que se tocan poco, amplían la cultura del público y permiten aquilatar el nivel actual del ensamble, en esta materia también aplica la norma de “al cliente, lo que pida”; es decir, obras y compositores que son garantía de taquilla: los consabidos Beethoven, Brahms o Schubert, que con cierta frecuencia se incluyen, o los Mozart, Mendelssohn, Haydn o Schumann que han estado un tanto olvidados.El concierto inaugural de la temporada, “Orientalismo Fantástico”, incluyó la suite Gayaneh, de Khachaturian; el Concierto para trompeta en La menor, de Arutunián, con Joao Vilao, primera trompeta de la OFJ, como solista; la Fantasía Oriental Islamey, Op. 18, de Balakirev (estos últimos probablemente hayan sido estrenos en Guadalajara, aunque el programa de mano no lo consignara), y la suite de “El Gallo de Oro”, de Rimsky-Korsakov.La brillantez de las partituras fue el común denominador del programa. Entre lo plausible, vale destacar la maestría con que Vilao –quien utilizó dos trompetas (una de ellas para el segundo movimiento, lento, del Concierto, en vez de sordina)— cumplió el rol de solista. Y, por supuesto, la generosidad de la orquesta al obsequiar como encore la repetición de la popular Danza del Sable, cuarto movimiento de la obra de Khachaturian que abrió la función. En lo criticable, valdría reparar en la tendencia de Marco Parisotto, titular de la OFJ, a pasar del fortísimo a la estridencia (por definición, “sonido agudo, desapacible y chirriante”), lo que ocurrió en varios pasajes de la velada.El programa se repite –con mejor respuesta de público, presumiblemente, porque esa es la regla— este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.