Los pilares del boxeo jalisciense, quienes lo elevaron a potencia internacional, estarían alarmados y también decepcionados, los doctores Alfredo Ambriz, Aurelio Álvarez, “Polvorita” Guzmán; los mánagers Nacho Silva, Ángel Casillas, Julián Magdaleno, Juan “Yaqui” Márquez, el match maker Carlos Guevara Palacios, el promotor Julián Sánchez Ortega, y la lista de campeones mundiales e ídolos que inicia con el egresado de la calle Aldama del barrio de San Juan de Dios, Juan Zurita, ex campeón mundial Ligero. A quién se le ocurriría anunciar la pelea entre el jalisciense Diego “Azabache” Torres, con siete peleas, todas ganadas por nocaut, y el veteranazo Nery “Panterita” Saguilán, con registro de 54 combates, 14 derrotas y 13 nocauts, en Magdalena, Jalisco, el 13 de marzo. Y si bien “Panterita” Saguilán es un boxeador muy cacheteado, y quien vivió momentos emocionantes en el segundo lustro de este siglo, con su experiencia no sólo puede ganar, sino propinarle derrota al “Azabache” con un desenlace que podría lamentarse. Una especie de ruleta rusa, a ver qué pasa, y como el combate, informan, es por el título regional de peso Ligero del Consejo Mundial de Boxeo, debe ser este organismo el que lo sancione. Ya nos imaginamos la cara de Nacho Silva, o del doctor Alfredo Ambriz, de Carlos Guevara o Julián Sánchez Ortega, jamás habrían autorizado un compromiso con registros tan desiguales. Decía Julián Magdaleno que las peleas de box deben ser en igualdad de condiciones, peso y récord. El extinto mánager cuidó la integridad física de sus alumnos; recordemos el pleito pactado entre dos gigantes, Alejandro “Cobrita” González contra Goyo Vargas, uno de los dos habría terminado su carrera con este enfrentamiento. Debió ser un par de días antes cuando mánagers y promotores informaron que el tapatío “Cobrita” sufría de una infección gastrointestinal, por lo que el enfrentamiento se cancelaba. Habría sido un choque trepidante, pero los cuidaron. Goyo y “Cobrita” continuaron sus carreras y tiempo después fueron campeones del mundo. Círculo vicioso para que se den tragedias en el ring, inicia con el boxeador, quien debe declinar enfrentar a un adversario que lo aventaja, y que puede poner en predicamento su integridad física. Sigue el manager, quien no debe aceptar una pelea desigual; continúa el médico de la Comisión de Box, no debe autorizar la salida médica, y finalmente el promotor, que conociendo el historial de los boxeadores, tampoco debe montar una pelea que atente contra la salud de uno de los actores. Y por ahí estaré atisbando.
