Ayer Victoria llegó casi tres horas tarde a su trabajo en el Centro Histórico de Guadalajara. Salió a las nueve de la mañana de Miravalle en el Macrobús, pero en López de Legazpi, sin más explicación, el chofer se detuvo. -No hay paso. Cerraron la Calzada. Al ver que los autos circulaban con normalidad, Victoria y otros usuarios le advirtieron al conductor que ellos veían coches circulando sin problema:-Sí -respondió el chofer- pero no nos podemos acercar a la zona de la marcha porque puede ser peligroso.Victoria regresó a su casa por su auto. Mala decisión. El resto de la mañana se la pasó atorada en el tráfico durante casi tres horas. ¿Pero qué otra opción tenía? ¿Qué otras opciones tuvieron los miles de pasajeros ante una aparente estrategia del Gobierno estatal para boicotear la marcha de la UdeG con la suspensión del transporte masivo? Comparto esta breve cronología que apunta a una acción coordinada: 09:43 horas. El Siteur suspende el servicio de la Línea 3 debido a que en Plaza de la Bandera se registró una “falla eléctrica” en un tren. 09:49 horas. El organismo suspende el servicio de la Línea 1 porque una camioneta descompuesta invadió las vías. 09:57 horas. Anuncian que el Macrobús presenta retrasos. 10:12 horas. Se restablece el servicio de la Línea 1, 3 y Mi Tren. 10:31 horas. Confirman la suspensión total del servicio del Macrobús debido a la manifestación. 10:47 horas. Suspenden el servicio de la Línea 2 durante 17 minutos debido al reporte de una persona en las vías.12:11 horas. Se reanuda el servicio del Macrobús. Todos estos “imprevistos” ocurrieron justo a la hora en que miles de universitarios salieron alrededor de las 11:00 horas de cuatro puntos (La Normal, Fuente Olímpica, CUCEI y Rectoría) para llegar al mitin de Plaza de la Liberación a las 12:00 horas. Desde temprano, César Barba, titular del SEMS, denunció una operación para sabotear la protesta con volantas de la Policía Vial en los ingresos a la Ciudad que restringieron el paso de camiones con estudiantes. También aseguró que amenazaron a transportistas foráneos con quitarles el permiso si daban servicio a la Universidad y a otros les ofrecieron dinero a cambio de no moverse. Todo apunta a una operación de Estado para boicotear la manifestación de la UdeG. La molestia del gobernador con estas movilizaciones queda manifiesta con el recorte adicional de 37.1 MDP que hicieron los diputados emecistas a la Universidad en el Presupuesto 2023 por “concepto” de marchas -sin aclarar cómo calcularon el gasto, el “descuento” incluyó hasta la protesta de ayer que no se había realizado. El gasto de la UdeG en sus 196 marchas, un monto que sus dirigentes deben aclarar y transparentar, ¿es argumento suficiente para descalificar y sabotear la libre expresión de una comunidad y una demanda democrática?La protesta es una extensión necesaria y natural para que camine la democracia. Son los pies con los que avanza. La toma simbólica del espacio público es un precedente de muchas conquistas sociales. Prohibir, castigar, reprimir, descalificar, boicotear la protesta desde el poder, cualquiera que sea la razón, es usar todas las ventajas de las libertades democráticas para gobernar y suprimir tus responsabilidades con tus gobernados, empezando por la más esencial: escuchar.Libertad de expresión sí, dijo ayer el gobernador, pero no con recursos públicos. Los mismos que él utiliza, junto con nuestro tiempo, para sostener su pleito político con el Grupo Universidad. Por eso hay que tomarle la palabra: pleitos políticos sí, pero no con recursos públicos. jonathan.lomelí@informador.com.mx