El domingo pasado Joe Biden fue por primera vez como presidente a la frontera con México (El Paso/Ciudad Juárez). Ese mismo día mencionabamos en este mismo espacio que el mandatario tendría oportunidad -en ese cruce fronterizo- de ver parte de la tragedia que se vive a lo largo de los 3,152 kilómetros que dividen ambos países. Que entraría en contacto visual y hasta personal con algunos de los miles de migrantes. Pero no, la historia fue completamente diferente.Muy al estilo a como aquí en México estamos acostumbrados, donde se presenta la mejor cara de la zona visitada por un mandatario, se limpiaron unas calles, se expulsaron a los migrantes, a los vagabundos y no los llevaron a las zonas de conflicto para ver la realidad. Aquello pareció una obra de teatro, donde se pusieron en escena a patrullas de la Policía Fronteriza y se le hizo un mini simulacro de cómo los perros detectan drogas, dinero u otros artículos de contrabando en los autos que ingresan al país. Lo llevaron por una calle sin asfalto que termina en la malla fronteriza, pero desde donde no se veía la cruda realidad de los miles de migrantes, los que están detenidos en suelo norteamericano ni los que se encuentran hacinados del lado mexicano.La visita, que pareció más bien forzada por las presiones republicanas que lo critican de poner un alto al problema de la migración -que ya se ha convertido en una crisis-, pareció mas bien diseñada para mostrarle al presidente la manera como operan los protocolos de seguridad, pero nunca como una oportunidad para ‘agarrar el toro por los cuernos’ y hablar concretamente sobre los pasos a seguir con esta ‘bola de nieve’ que va en descenso y creciendo con muchos riesgos.Se esperaba que la visita de Biden a la frontera sirviera de plataforma para enfrentar el problema y hablar de posibles soluciones, medidas o nuevos protocolos tendientes para intentar terminar con las motivaciones de miles de migrantes que continúan teniendo como objetivo llegar a suelo norteamericano. Pero no, la única novedad de los últimos días fue el proyecto de la Casa Blanca que dio a conocer el pasado jueves, de recibir a 30 mil migrantes por mes procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, endureciendo las restricciones en su frontera sur y regresando a Mexico a otra cantidad igual.Y esto último sí debe preocuparnos en México. Porque aparte de los 30,000 migrantes que Estados Unidos oficialmente regresará mensualmente, debemos de agregar a otros miles más que llegan todos los días con la intención de pasar al otro lado. Un dato que nos habla de la gravedad de la situación y que las ciudades fronterizas mexicanos tendrán que lidiar con ello, es que el año pasado la Patrulla Fronteriza tuvo 1 millón 600 mil contactos -detenidos o entrevistados por las autoridades norteamericanas-, lo que significa que por lo menos un millón se quedarán en nuestro territorio.¿Quien se va a responsabilizar, donde se van a ubicar o quién los va a mantener? Biden ‘paso de noche’ por la frontera, perdió una gran oportunidad de empezar a resolver de manera urgente un problema del que son corresponsables y de paso le deja a México una ‘piedra muy pesada’ de cargar. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
