Otra vez la familia Bartlett vuelve a ser un dolor de cabeza para el gobierno de la batalla contra la corrupción. Pero la culpa no es de los Bartlett, Manuel y su hijo León Manuel, sino de quien cree que alguien puede ser distinto por el simple hecho de ser tocado por un liderazgo mesiánico. Ahora sí que no es un problema del pecador, el león será siempre fiel a su condición, sino de quien se siente redentor. Sacar del problema al director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, por haber mentido en su declaración patrimonial le costó muy caro al presidente, pero sobre todo a la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien tuvo que servir de tapadera para salvar a un personaje que, más allá del aporte que tiene a la visión del gobierno en materia energética, carga con un historial difícil de defender.En el nuevo caso es el hijo del funcionario quien se convierte en proveedor del gobierno (nepotismo) vendiendo sin licitación (gobierno de cuates) a precios por encima del mercado (corrupción). Las tres actitudes, nepotismo, gobierno de cuates y corrupción, han sido terriblemente criticadas por el grupo en el gobierno desde que era parte de la oposición. La respuesta del presidente, una vez más, fue poner en duda al mensajero, pero no le quedó de otra que pedir una investigación.La empresa de León Bartlett, Cyber Robotics Solutions, se dedica a la venta de equipo médico de alta tecnología desde 2010 que fue creada, el problema es que cualquier cosa que venda en este gobierno tiene el componente imposible de esconder y es que su padre es parte del gabinete. Pero lo más delicado es que de acuerdo con la investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), hace un año esta compañía creó una empresa espejo en Panamá, donde León Bartlett y su socio en México son apoderados legales, pero aparecen como socios de aquella compañía dos personas que se dedican justamente a la creación de empresas fantasma. Hay que decirlo con todas sus letras; nadie crea una empresa espejo en Panamá si no es para esconder operaciones o evadir al fisco. Este será sin duda el ángulo más delicado en la investigación de la Función Pública. En todo gobierno, del color que sea, hay este tipo de abusos de poder y corruptelas. Donde hay presupuesto público hay alguien con capacidad de mover las decisiones y otro enfrente dispuesto a convertirse en un generoso proveedor de lo que sea. La diferencia entre un gobierno y otro no es que no existan abusos, pues son imposibles de evitar, sino cómo se traten. Otra prueba más para ver si la 4T es tan diferente como dicen. (diego.petersen@informador.com.mx)